Jueves 23 de Abril de 2015
Se publicó recientemente, en la última edición de la destacada revista “Informaciones Agronómicas de Hispanoamérica” un artículo técnico-científico, en el que participó el ingeniero agrónomo Nicolás Romano, de la empresa local YPF Directo Guazzaroni Greco S.A.
Se publicó recientemente, en la última edición de la destacada revista “Informaciones Agronómicas de Hispanoamérica” un artículo técnico-científico, en el que participó el ingeniero agrónomo Nicolás Romano, de la empresa local YPF Directo Guazzaroni Greco S.A. la siguiente es la nota de referencia:
DESARROLLO DE UN MODELO DE BALANCE DE NITRÓGENO EN TRIGO PARA LA REGIÓN PAMPEANA
Una de las principales fuentes de nitrógeno (N) utilizada por los cultivos es la mineralización de la materia orgánica (MO) del suelo. Durante los últimos 30 años se han realizado numerosas investigaciones en metodologías para cuantificar dicho flujo.
En general, estas metodologías incluyen técnicas de incubación en laboratorio o métodos de campo, donde se logra estimar el aporte de N durante el ciclo del cultivo (Mikha et al., 2006). Cuantificando este flujo se han desarrollado metodologías de balance de masas que permiten estimar las dosis de fertilizante nitrogenado necesarias para los cultivos (Meisinger, 1984; Álvarez et al., 2004). En la Pampa Ondulada argentina se han realizado trabajos de estimación de las fracciones de N mineral por balance de masas que han indica-do que aproximadamente el 50% del total de N que absorbe el trigo se origina en el suelo (Álvarez y Steinbach, 2006). En la Pampa Semiárida, se ha realizado solo un experimento en trigo que indicó que este aporte de N desde el suelo rondó el 70% (Bono y Álvarez, 2013). Entre 1996 y 2004, en la misma región se realizó una red de ensayos de fertilización que permitió generar un modelo explicativo del rendimiento de trigo con un coeficiente de determinación (R) de 0.48.
En el mismo se utilizaron como variables independientes la humedad a la siembra, el N orgánico del suelo, el contenido de N mineral más la dosis de N del fertilizante, la profundidad del perfil, la textura y el sistema de labranza (Bono y Álvarez, 2009).En consecuencia, las variables relacionadas con el agua y el N del suelo explican el rendimiento del cultivo de trigo en la región. Sin embargo, al pasar el tiempo los modelos basa-dos en curvas de rendimiento, como el indicado, pierden actualidad por incrementarse los rendimientos alcanzables”, señala la nota en su introducción.