Jueves 14 de Noviembre de 2019

40ª PEREGRINACIÓN A LOS TOLDOS

Conmovedor testimonio dejó un joven

Tras vivir en la calle, sin identidad y consumiendo paco, logró dejar las adicciones a través de su fe.

Como nuestro medio lo reflejara, la Iglesia Catedral Santo Domingo de Guzmán  llevó adelante los días sábado 9 y domingo 10 de noviembre la  40° Peregrinación a Los Toldos, bajo el lema

“Recibir la vida como viene”, el mismo que trabajan los Hogares de Cristo de todo el país durante los últimos años, dado que la intención fue incorporar activamente la participación de los miembros de los centros de adicciones, especialmente el de Nueve de Julio, a esta nueva manifestación de fe cristiana.

Por este motivo y, a diferencia de años anteriores, algunos de sus miembros de otras partes del país acompañaron la peregrinación, dando testimonio sobre las azarosas situaciones de vida que los llevaron a caer en las adicciones y sobre su recuperación, que fue posible gracias al descubrimiento de su fe.

Uno de los jóvenes pertenecientes al Hogar Cristo Obrero, que dirige el padre Mujica, dejó su testimonio tras participar de la peregrinación, poniendo de manifiesto su satisfacción de “poder dejar mi testimonio para otros jóvenes que se puede salir de las adicciones”.

“Es una gran verdad de que es muy fácil entrar y muy difícil salir de las drogas”, reconoció el joven, que comenzó a consumir drogas (marihuna, pastillas y adhesivos) a los 7 años, cuando vivía en la calle y en un orfanato.

Luego de nacer en San Juan y ser llevado por su padre a Buenos Aires, luego de que su madre falleciera en su nacimiento, su progenitor fue detenido y allí comenzó su etapa más dura, sin identidad y sin tener a quien recurrir, lo que lo llevó a consumir paco a los 14 años; hasta que a través de su fe pudo salir.

“Yo comencé a consumir por vivir en la calle, por no tener ni papá ni mamá ni tampoco identidad; hasta que afortunadamente llegue al Hogar de Cristo del padre Mujica, donde me brindaron un lugar para poder recuperarme de las adicciones a través de la Granja San Miguel Arcángel, donde desde hace un año pude dejar de consumir y ayudar a otros chicos a salir de este mundo tan terrible”, narró Carlos Hugo Núñez, de 28 años de edad y quien ahora porta con orgullo el apellido de la doctora que lo crió en el orfanato.

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