Sábado 11 de Noviembre de 2017

COLECTA DIOCESANA - DESTERRANDO MITOS

¿De dónde vienen y hacia dónde van los fondos de la Iglesia?

Con motivo de la colecta diocesana que se realizará el 11 y el 12 de noviembre, el obispo de la Diócesis 9 de Julio, Monseñor Ariel Torrado Mosconi invitó a colaborar a los fieles y aseguró que “la mejor manera para solicitarles su contribución es la de informarles cómo se orienta y se lleva a cabo la administración económica desde el Obispado”.

Allí lo hizo a través de una entrevista:

¿Cuál es el sentido de relacionar el lema pastoral diocesano (“Caminar en comunión para anunciar a todos la alegría del Evangelio”) con la gestión económica y la colecta diocesana anual?
¡Todo lo contrario! La fe tiene que manifestarse en obras. Es muy importante, y hasta un buen síntoma, que aquello que inspira, orienta y direcciona el conjunto de la actividad pastoral, apostólica y misionera de cada parroquia, institución o movimiento y de la entera Iglesia diocesana, llegue también a impulsar, manifestarse y concretarse en lo material. ¡Cuando los rezos llegan al bolsillo, hay conversión y generosidad!

Yendo más al fondo, “caminar” nos habla de algo que está en marcha, que funciona, que tiene vida, y para eso se necesita dinero, lógicamente. En “comunión” hace alusión a la capacidad y necesidad de compartir. Hay parroquias con más posibilidades, pero otras que necesitan ser ayudadas. A veces, por ejemplo, si pedís para Cáritas o una campaña determinada de ayuda, recibís con más facilidad, pero no suele ser así cuando se necesita dinero para realizar un curso de capacitación, o entrar en una moratoria impositiva o gastos administrativos que, lógicamente, también los hay. Al Obispado le toca esta función de cuidar de todos y equilibrar, justa y solidariamente, los recursos obtenidos.

¿De dónde proviene el dinero de la Iglesia y en qué se invierte lo recaudado en esta Colecta?
¡Todo un tema que ha dado para novelas y películas…! Pero es una buena ocasión para clarificar y transparentar. Cada obispado recibe un aporte del Estado que, en nuestro caso, nos sirve para el mantenimiento de la sede del obispado, sueldos y pago de servicios del lugar. El estado también da un pequeño pero necesario aporte al Seminario. Existe también una Colecta anual con este fin, pero que nos alcanza a para sufragar la totalidad de los gastos de formación sacerdotal. Los colegios católicos de la Diócesis son subsidiados en lo que se refiere a sueldo de su personal,también dependen de su cuota por alumno y los aportes de cooperadoras o uniones de padres, tienen una administración propia, aunque supervisada por la Diócesis.

En esto consiste sin más el aporte estatal. ¡No hay sueldo estatal para los sacerdotes! Hay que dejarlo claro de una vez por todas. Otras entradas significativas son en concepto de donaciones o subsidios otorgados por organizaciones internacionales dedicadas a ayudar y sostener la evangelización en lugares de escasos recursos, tales como “Adveniat” de Alemania, “Ayuda a la Iglesia necesitada”, u diócesis con solvencia que ayudan a otras. Y, sobre todo, en nuestro caso, el sostenimiento del funcionamiento diario de las parroquias se debe al compromiso y la generosidad de los fieles quienes, con su granito de arena, mantienen la misión eclesial y sus estructuras.

La mayor parte de lo recaudado en la Colecta Diocesana se destina a sostener las estructuras y emprendimientos de carácter diocesano, la formación sacerdotal, la ayuda a comunidades necesitadas y el aporte a obras concretas. Junto al sostenimiento de edificios de uso diocesano, se entiende que debe haber un necesario ahorro para sorpresivas eventualidades a las que tan frecuentemente debe hacerse afrontar, como puede ser un juicio laboral, reparación de un edificio, adquisición de un automóvil, etc. No hay que pensar en nada complicado: la mejor comparación es pensar la Diócesis como una gran familia con entradas muy ajustadas.

¡Conjugar generosidad con optimización de recursos en nuestro desafío actual!

¿Cómo es la relación entre la Diócesis, el Vaticano y cada una de las Parroquias en lo que respecta a lo económico?
¡Otro tema legendario! La gestión económica del Vaticano o la Santa Sede es absolutamente autónoma -se trata incluso de un Estado soberano- y prácticamente casi no tiene nada que ver con las diócesis. Aunque cada año se lleva a cabo una colecta llamada “Ofrenda a la Iglesia universal” (antiguamente denominado “Óbolo de San Pedro”) por medio de la cual cada comunidad cristiana ofrenda al Papa un aporte directamente para obras de caridad. Pero eso no tiene poco que ver con las finanzas vaticanas. Como se dijo más arriba, el Obispado tiene su propio Ecónomo y Consejo de Asuntos Económicos, por medio de los cuales se administra y gestiona. En cada comunidad parroquial, el Párroco y un Consejo Económico llevan adelante las mismas tareas.

Como ninguna parroquia tiene personería jurídica propia sino que son consideradas, tanto a efectos civiles como eclesiásticos, como parte de una diócesis, todo es normado y supervisado desde el Obispado. Si bien existe una relativa autonomía en cada una de ellas.

En este sentido, queremos dar un paso adelante para coordinar, gestionar y administrar tanto el patrimonio como los recursos y otros tantos aspectos, en los cuales un trabajo mancomunado sería muy útil y provecho.

Precisamente, son los beneficios de una tarea realizada en “comunión”.

¿Cuál es su mensaje a los fieles, entonces, con motivo de la Colecta de este año?
Dos palabras: gratitud y solicitud. Deseo agradecer muy de corazón esos generosos aportes, la mayoría de la veces anónimos, con los cuales -como decía antes- se sostiene la mayor parte de la vida eclesial en nuestra Diócesis. Creo que es la ocasión y la oportunidad propicia para manifestar esa gratitud por todo lo que dan y hacen. Asimismo, vuelvo a reiterar la solicitud de cada año para que sigan colaborando con todo cuando emprendemos, realizamos y mantenemos en tan vastos órdenes de la evangelización.

Personas, edificios, eventos, tareas se solventan con la suma de todos esos aportes. Si cada día las parroquias abren sus puertas y prestan sus servicios es gracias a esa contribución. Por el camino de la comunión nos beneficiamos y enriquecemos mutuamente.

¡Conjugando gratitud y generosidad estamos haciendo un buen negocio! Según el Evangelio…
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