Jueves 17 de Julio de 2014
Por Esther F. de Banchero.
Internada como estuve, dos días y medio tras ser operada en Clínica Independencia, siento mucho tener que decir que de la habitación donde me encontraba me faltaron dos cadenas y la alianza, lo único que me quedaba y conservaba como recuerdo de mi querida madre y de mi amado esposo.
No es el valor monetario, sino lo afectivo, por tratarse de dos seres muy queridos.
No miro hacia arriba, el Señor lo ve todo. Sé perdonar a quien quizás lo tomó equivocadamente y le fue difícil retroceder. La vida puede sorprenderlo con algo más doloroso, sufrir desde las entrañas mismas y pensando, ¿por qué a mí, que hice mal? Estará dolido y sufrirá mucho, igual que hoy yo.
Esther F. de Banchero.
LC 1.389.680