Lunes 26 de Marzo de 2018
El catolicismo celebró ayer el Domingo de Ramos
Comenzando la Semana Santa, ayer tuvo lugar la solemne bendición de los Ramos en la Iglesia Catedral, donde posteriormente se celebró la Santa Misa.
En esta fecha del Domingo de Ramos, se hace memoria de la entrada festiva de Jesús en la Ciudad Santa, Jerusalén, con las aclamaciones y cantos del pueblo, llevando en sus manos palmas y ramos de olivo.
La misión de Jesús es traernos la salvación de Dios, haciéndonos conocer el amor del Padre e invitándonos a seguirlo como discípulos suyos. Por eso, acompañamos su entrada en el templo, que representa a Jerusalén, este templo donde los cristianos son bautizados y participan de la asamblea litúrgica para recibir la Eucaristía, su Cuerpo y Sangre gloriosos.
La lectura del relato de la Pasión de Jesús, que se hace en la Misa, nos indica que el Señor dio su vida por nosotros, y nos muestra que no siempre somos consecuentes con nuestras promesas, como quienes un día lo aclaman y poco después lo condenan a la Cruz.
Es tiempo de reparación por nuestras faltas, de reconciliación sacramental por la Confesión, de reflexión sobre el rumbo de nuestra vida, de generosidad en la caridad y la limosna.
CAMPAÑA “VALE TODA VIDA”: EL MENSAJE DEL OBISPO DE 9 DE JULIO
En oportunidad de conmemorarse el Domingo de Ramos y el Día del Niño por Nacer, la Iglesia Católica inicio una campaña bajo el lema “Vale toda vida”, que se ha multiplicado en las redes sociales, donde incluso el Obispo Diocesano de 9 de Julio, Ariel Torrado Mosconi, ha dejado su mensaje.
“Al acompañar al Señor en estos días santos, levantemos hoy nuestros ramos para aclamar al Señor de la Vida, para manifestarnos en favor de la vida, para gritar todos unidos: ¡Toda vida vale!
La impactante y conmovedora entrada de Jesús en Jerusalén nos introduce y orienta al triduo pascual de la pasión, muerte y resurrección del Señor. Por eso la Pascua es la fiesta de la vida.
En este momento la vida humana está siendo amenazada de muy diferentes maneras en nuestra sociedad. Por la violencia y la exclusión, la pobreza y la marginalidad, por las injusticias y la corrupción. Y, también, por un debate que debemos tomarnos muy en serio: la vida humana está siendo amenazada y va a ser insegura en el mismo seno materno. Algo muy triste pasa en una sociedad cuando se confunde o no alcanza a darse cuenta lo que está en juego en esta discusión.
Pongamos toda nuestra conciencia y nuestro corazón en plantearnos: ¿a dónde nos lleva una camino de negación de la vida? ¿qué futuro tendremos si seguimos por esta senda? ¿es esto un verdadero adelanto ? ¡No nos dejemos engañar por argumentos ideológicos falaces o engañosamente compasivos!
Aquí también debemos decir, alto y claro, que para la mujer que se ve, o se ha visto, en esas circunstancias toda nuestra comprensión, toda nuestra compasión y -por sobre todo- nuestra ayuda. Queremos la vida del niño y de la madre. Tendamos la mano al que ha caído, al que está herido y a todo el que necesita de nuestra ayuda para seguir caminando hacia la vida verdadera, no hacia la muerte”.
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