Martes 3 de Enero de 2017
Presidió el Obispo Diocesano la Misa de Año Nuevo
El pasado domingo 1ero. de enero, a la hora 21,en la Iglesia Catedral “Santo Domingo de Guzmán”, el Obispo Diocesano de 9 de Julio,. Mons. Ariel Torrado Mosconi, presidió la Misa de Año Nuevo, ante una importante cantidad de fieles.
Misa
Monseñor Ariel se dirige a los presentes en su primera misa del nuevo año para el cual expresó el deseo de que reine la paz en nuestros corazones, en mundo lleno de violencia.
MIsa
Monseñor Ariel se dirige a los presentes en su primera misa del nuevo año para el cual expresó el deseo de que reine la paz en nuestros corazones, en mundo lleno de violencia.
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Monseñor Ariel se dirige a los presentes en su primera misa del nuevo año para el cual expresó el deseo de que reine la paz en nuestros corazones, en mundo lleno de violencia.
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Monseñor Ariel se dirige a los presentes en su primera misa del nuevo año para el cual expresó el deseo de que reine la paz en nuestros corazones, en mundo lleno de violencia.
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Monseñor Ariel se dirige a los presentes en su primera misa del nuevo año para el cual expresó el deseo de que reine la paz en nuestros corazones, en mundo lleno de violencia.
“Nos encontramos con la esperanza de un nuevo comienzo. Cada primero de enero es como una hoja en blanco, como la primera página de nuestro cuaderno cuando éramos niños. Es todo posibilidad, todo futuro, todo proyecto... Esperemos escribir este año con profundo cuidado y delicadeza para no manchar nuestra alma con sentimientos o acciones que puedan ofender a Dios y a nuestros hermanos.
Y comenzamos el año con una jornada por la paz. Sin duda son muchas las situaciones de violencia en el mundo pero pidamos al Señor procurar la paz en nuestros corazones. Porque la lucha muchas veces comienza en nuestro corazón. Allí debemos vencer toda forma de violencia. Desde allí transmitir la paz a nuestras familias. Cada gesto, cada palabra que siempre sea inspiradora de paz y armonía en nuestros hogares. Desterremos los gritos, las palabras hirientes, los tonos amenazantes, los gestos de dureza que llevan a la violencia.
Esa paz en nuestros corazones y en nuestras familias debe expandirse a nuestro barrio, a nuestra ciudad y a nuestra patria.
La madre de Dios y nuestra madre nos recuerda que no somos huérfanos, que tenemos madre. La madre nos hace más humanos, nos ayuda a descubrir el lenguaje de la ternura, nos libra de la indiferencia del individualismo, de ser calculadores, fríos y materialistas.
Que la Madre de Dios nos permita sabernos y sentirnos hijos”, señaló la autoridad religiosa en su mensaje a los fieles.
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