Lunes 15 de Febrero de 2016
El día viernes, se realizó una ceremonia religiosa en la Iglesia Catedral “Santo Domingo de guzmán”, encabezada por el Obispo de la diócesis Santo Domingo de Guzmán, Monseñor Ariel Torrado Mosconi, en la cual asumió como nuevo párroco de la Catedral el sacerdote Guillermo Jesús Gómez.
En su mensaje a los fieles, la autoridad religiosa diocesana señaló: Querido padre Guillermo aquí te presento a tu esposa. A esta esposa que el Señor ha elegido para ti. Esta esposa que recibes como gracia. Ámala como Cristo la amó y dio su vida por ella.
A esta comunidad de Nueve de Julio debes entregar tu vida. Ésta es la misión que el Señor te encomienda.
Jesús, Esposo de la Iglesia, te pide que tengas un cuidado amoroso de tu comunidad.
Recuerda que todo sacerdote, y de manera especial el párroco, debe hacer presente en su ministerio a Cristo, esposo de la Iglesia.
Pero, ¿cómo hacer presente esta esponsalidad con la Iglesia? Los signos que prevé la liturgia para la toma de posesión de un párroco nos enseñan en qué ha de consistir esa misión.
El primer signo es la entrega del Evangelio. A vos se te ha confiado el libro del Evangelio, ya en tu ordenación diaconal, y se te ha dicho “cree lo que lees, enseña lo que crees y practica lo que enseñas” y ahora se te recuerda que por la ordenación sacerdotal se te ha constituido en heraldo y apóstol del evangelio.
Al respecto te pido que seas capaz de anunciar esa buena noticia de Jesús, a tiempo y a destiempo, con la prédica, la evangelización y la catequesis, para que la Buena Noticia de Jesús llegue a todos y especialmente a los que están más alejados. Recuerda que la Iglesia se renueva no diciendo cosas novedosas, sino volviendo al mensaje central del Evangelio. Al respecto, te pido que reavives ese fuego del Espíritu para anunciarlo con tu vida y tu palabra. Que tengas un fuerte deseo de llegar a todos, más allá de las paredes de este templo, a cada barrio, a cada pueblo y paraje de este partido de Nueve de Julio, y en forma especial, a aquellos que existencialmente están más lejos. Me refiero a los pobres, los sufrientes, los pecadores, los adictos al alcohol y a las drogas, los que han perdido la fe, y tantos hermanos que necesitan escuchar el llamado misericordioso de Jesús, que ha venido a buscar lo que estaba perdido.
Otro signo, es la entrega de los óleos sagrados. Esto te recuerda que eres ministro y administrador de los sacramentos. En la ordenación sacerdotal tus manos han sido ungidas con el crisma, para que puedas llevar el consuelo de la gracia de Dios. Espero que ese crisma siga fresco y que el perfume de Cristo pueda llegar a todos, en especial a los pobres y a los enfermos, porque para ellos es principalmente el mensaje de Jesús. Que seas capaz de estar siempre disponible para llevar la gracia de los sacramentos. Que por el bautismo abras la puerta a todos para que entren a la Iglesia y encuentren en ella a su familia. Sientan que es su casa y que tienen su lugar en ella.
La entrega de los oleos es una invitación a renovar la fe y la conciencia en la grandeza y necesidad de tu ministerio.
Que hermoso ejemplo nos ha dado el cura Brochero, ya próximo a su canonización. A cualquier hora y sin considerar la distancia, salía a pie o a lomo de mula para llevar los sacramentos a quién lo pedía. Él tenía una plena conciencia de fe, honda y profunda, del valor de su ministerio. Este santo Cura sabía que la salvación y el consuelo de Dios, llegaba a través de sus manos consagradas.
También se te entregará la estola morada. Ella simboliza la misión de estar disponible para el sacramento de la reconciliación. A veces, se suele hablar de una crisis de este sacramento. Sin embargo, estoy convencido que la crisis no es de la confesión, sino nuestra, de los confesores, que no siempre estamos disponibles para administrar este sacramento.
Asumes esta parroquia en el año de la misericordia. Que seas, tal como nos pide el Papa Francisco, incansable para perdonar y testigo de la misericordia.
Por último también recibirás el Cáliz, que te recuerda aquellas palabras de la ordenación “recibe la ofrenda del pueblo santo para presentarla a Dios y conforma tu vida con el misterio de la cruz del Señor”. Que la eucaristía cotidiana te lleve a una configuración cada vez más profunda con Jesús, Buen Pastor.