Martes 26 de May de 2015

Homilía de Mons. Martín de Elizalde

En la Celebración de Acción de Gracias por el 205º Aniversario de la Revolución de Mayo.

Tedeum

El Obispo de Elizalde presidió el Tedeum pátrio en la Iglesia del Carmen.

Parroquia Ntra. Sra. del Carmen, Quiroga (Nueve de Julio)
25 de mayo de 2015


Queridos hermanos y hermanas,

Señor Intendente Municipal, Señor Presidente del H. Concejo Deliberante, autoridades del Partido de Nueve de Julio, autoridades escolares, policiales, representantes de instituciones de la comunidad, queridos amigos:

Nos reunimos nuevamente, como todos los años, para esta fecha conservada entre las más gloriosas memorias de la Patria, cuando nuestros próceres lanzaron por primera vez el grito de libertad, y se propusieron que los propios hijos de la tierra asumieran la conducción de los destinos de su país.

Con visión y coraje abrieron el camino para esta familia argentina que somos hoy, y por eso nuestra presencia en el templo de Dios es expresión de reconocimiento a Él, fuente de todo bien, por los dones recibidos en más de doscientos años de vida política y también reflexión sobre las etapas recorridas, con los logros alcanzados y las promesas incumplidas, la alternancia de éxitos y fracasos, las enseñanzas de la experiencia, a veces dura, y las ilusiones que motivaron momentos de exaltación y de gozo.

RECIBIMOS UNA MISIÓN

La Nación argentina nos necesita a todos, y nos invita, nos exige verdaderamente, que aportemos lo que está a nuestro alcance para poder llevarla a su destino de grandeza. Con los medios que Dios nos ha dado, las riquezas naturales y el prodigioso caudal humano, con las luces de la verdad y la revelación de lo que es verdaderamente justo y deseable, no podemos seguir demorando la consecución de estas metas.

Sin embargo, nos encontramos todavía muy lejos de haber conseguido la justicia, lejos de conducirnos siempre con la verdad, lejos de esforzarnos por obtener la igualdad de todos los habitantes de este suelo, lejos de practicar las virtudes de la honestidad y la laboriosidad, de la generosidad y el desprendimiento, de la solidaridad y el compartir.

Podemos hacerlo, seguramente, en las crisis, con lo material, pero no por mucho tiempo; no llegamos a construir el país sobre los cimientos duraderos que garanticen que la prosperidad y la armonía de un momento no se dilapiden y dispersen en breve plazo.

Es la nuestra una misión siempre recomenzada, pero cada vez con menos confianza que habrá de llegar a feliz término.

Es hora de retomar, con hondura, desde las bases mismas e incluyendo a todos, el camino que nos marcaron los próceres de Mayo.

LOS INSTRUMENTOS PARA ALCANZAR LA META

Los medios están a nuestro alcance, pero debemos aprender a usarlos. No puede haber progreso sin justicia social. No puede haber bienestar estable sin asegurar las condiciones de llegar a él en forma equitativa. Se requiere el aprendizaje de la generosidad, y para ello, comprender que no podemos sentirnos dueños del destino de la Patria y dispensadores arbitrarios de lo que deben recibir nuestros hermanos.

La corrupción es de la sociedad, antes de ser del Estado, y se manifiesta, no sólo por el robo y las ventajas indebidas, sino en el desmanejo de la cosa pública y el despilfarro, la inconsciencia acerca de las responsabilidades recibidas, y en los más diversos órdenes. Una buena gestión pública es necesaria, guiada por principios claros que atiendan a la verdadera vocación del hombre, que no se limite a lo material sino que esté abierta a lo espiritual, y provea así a asentar sobre fundamentos sólidos un futuro como el que tenemos derecho a esperar.

Pero la comunidad tiene que comprometerse, a partir de esos principios, para colaborar y para exigir, para conservar y para desarrollar. La historia de las frustraciones argentinas, o dicho de otro modo, nuestra historia política, es la consecuencia del desinterés y de la falta de participación del ciudadano.

HUMILDAD Y ESFUERZO PARA SEGUIR ADELANTE

En un año electoral como el que estamos viviendo, ¿veremos aflorar las costumbres y las palabras que ya hemos visto y oído con anterioridad? ¿No habremos aprendido nada? Se necesita humildad para reconocer que hay pasos, ya intentados, que en vez de significar un progreso, fueron causa de una caída mayor.

No volver a intentarlos, entonces. Se necesita reflexión y creatividad para proponer las salidas que esperamos.

Se necesita unidad y armonía cívicas para empujar juntos hacia las mismas metas. Se necesitan propuestas claras, concertadas, cuidadosamente pensadas y elegidas, que permitan la participación de todos, la adquisición de una nueva cultura política y la promesa de un esfuerzo continuado, para no dejar incumplida la empresa iniciada.

Celebrar la fecha de hoy, como lo estamos haciendo, no nos permite mentir, pues estamos en la presencia de Dios y tenemos por testigo al pueblo. ¡Qué bueno sería que nuestra vida como Nación se encaminara pacíficamente por los caminos que anhelamos! La esperanza de nuestros padres entrevió ese destino, pero contando con el compromiso de sus descendientes; ahora somos nosotros los que tenemos que llevar a cumplimiento cuanto ellos soñaron y nos legaron.

Pidamos a Dios que así sea, y que la Virgen María, Nuestra Señora de Luján, que acompañó el camino de los argentinos desde los albores de la Patria, nos asista e interceda por nosotros.

Mons. Martín de Elizalde
Obispo de Santo Domingo en 9 de Julio.


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