Viernes 30 de Septiembre de 2016

PUBLICACIÓN PEDIDA

Bajada de Línea

La tapa de la Revista “Noticas” publicada en estos días refleja la clara realidad que está viviendo nuestra sociedad Argentina.

Desde hace unos meses, y luego de conocerse dos hechos delictivos de suma importancia pública (Caso: Lino Villar Cataldo y Daniel Ozaryún), vemos con obviedad que se está tratando de implementar un discurso desde el Estado Nacional en conjunto con los Medios de Comunicación hegemónicos para poder legitimar el accionar de la “Justicia por mano propia”, si es correcto así definirlo.

Desde la asunción del Gobierno Nacional de “Cambiemos” observamos, ya sea, desde los datos estadísticos por el sistema oficial de ingresos de denuncias, como de la realidad palpable y cotidiana, un brutal y exponencial aumento de la llamada “INSEGURIDAD”.Producto de esta agudización de la problemática, y sin entrar en un prolongado debate (que lo dejamos para otra ocasión) de cuáles son las causas y factores que llevan a una persona a cometer un delito y cómo sería posible su solución, se percibe la construcción de un relato desde los más altos funcionarios gubernamentales, pasando por el Presidente de la República, hasta el abanico mediático hegemónico (Radios, Tv, Internet, Diarios, etc.) que intentan justificar y avalar asesinatos disfrazándolos de actos de justicia, como así también señalar una división social entre ciudadanos sanos y reconocidos que merecen vivir y los “negros” que merecen morir.

Siguiendo con la misma línea discursiva, pareciera ser que el acto de perpetuar un delito tiene que ver con cuestiones de clases sociales, que son los sectores de clase baja los únicos que comenten delito y las clases altas o de mayor posición económica, los reconocidos por la comunidad, no comenten ningún tipo de delito. Este claro discurso que pone a los sectores populares como el principal enemigo público interno al que hay que combatir de la manera que sea, porque ellos son los que generan “INSEGURIDAD”, nos está llevando a la destrucción total de nuestra estructura social. Un fiel reflejo de esta triste realidad lo describe

Tomas Hobbes -1642- en su obra “De Cive” planteando un estado de naturaleza y una la lucha de todos contra todos. En este estado, en ese temible campo de batalla donde reina la violencia, previo a toda organización racional, se lleva a cabo una lucha de todos contra todos. Convirtiéndonos así en que el Hombre es Lobo del Hombre.

Esta loca y peligrosa idea que los voceros de la mano dura están llevando adelante para poder crear la sensación de un peligro latente entre “ellos y nosotros” despierta el odio fascista que muchos llevan dentro y deja al desnudo la más mísera de las actitudes humanas. Esto nos nubla de toda posibilidad racional de encontrar una solución a este problema que nos envuelve a todos, a las víctimas y a los victimarios, a los que sufrieron algún hecho delictivo y a los que comenten ese acto.

Aquí no se trata de entrar en el binomio de quienes son culpas o inocentes. Sino de mostrar la utilización política que ciertos sectores de la derecha neoliberal le dan a tal compleja problemática. En primera medida tratan de generar cierta desconfianza hacia los sectores populares, para luego fomentar el rompimiento de solidaridades e infundir la individualización, consiguiendo como resultado una sociedad fragmentada y llena de temores. Del temor nace el miedo, y del miedo el negocio beneficioso y lucrativo para algunos, como la venta de armamento, los seguros privados, barrios cerrados, provisión de equipamiento para las fuerzas de seguridad públicas y privadas, sistemas de video vigilancia satelital (gps), programas de televisión especializados en estos temas, etc.

Entonces cabe preguntarse qué tipo de sociedad se está tratando de moldear: ¿una sociedad individualista y violenta? ¿Una sociedad que resuelva sus problemas sociales a través del aniquilamiento del otro? ¿Una sociedad que piense que hacer Patria es matar?

Lo paradójico de esto es que, el Estado Nacional, garante de la seguridad de todos los ciudadanos, y contenedor de las personas que más necesitan, se encuentra en una total retirada del territorio. Quitando a las fuerzas de seguridad nacional (Gendarmería) de los municipios como así también desmantelando la primer contención social que reciben los más necesitados como la asistencia social, educativa, sanitaria, entre otras. Por lo tanto la seguridad queda circunscripta a la esfera de las protecciones civiles desligándose (el estado) de las protecciones sociales.

Las políticas neoliberales de ajuste llevadas a cabo por el Gobierno Nacional están generando pobreza, por lo tanto si hay pobreza hay exclusión, si hay exclusión hay hambre, si hay hambre hay violencia. Si seguimos por estos caminos, vamos a seguir teniendo INSEGURIDAD.

Para terminar podemos encontrar una gran coincidencia con lo que sucede hoy en día y este discurso Presidencial:

“Nuestro gobierno siente la responsabilidad de su función. Y siente también que en este orden que es el más importante tiene mucho que hacer; y puede hacer mucho […] Y el método que emplea, no es el método coercitivo, es el método persuasivo. Nosotros queremos que cada uno de ustedes sea un buen hombre, y para eso lo tenemos que convencer de las ventajas de ser un “buen hombre” y no llevabandolo a la cárcel después si resulta un mal hombre. En esto como se hace en la salud queremos prevenir para no tener que curar. Hace poco un criminalista visitaba Buenos Aires. Me fue a ver y me dijo: - ¿Dígame que piensa usted de los reformatorios para la criminalidad infantil?- Y le dije: que es una barbaridad […] Lo que yo quiero es que no haya chicos delincuentes, no que haya institutos para encerar a los delincuentes infantiles.

Y le dije: por esa razón nosotros hemos mejorados las condiciones de vida de la población; porque la delincuencia sale de esa miseria, de ese dolor y de sordidez del hogar popular. Queremos que el chico tenga sus privilegios, porque teniendo sus privilegios esta mejor inclinado a producir buenas acciones y a no desviarse sobre los malos caminos. Queremos así mismo, que estén bien comido, que tenga diversiones, que en fin, que tenga lo que debe tener un muchacho para que no se incline mal.

Y si a pesar de eso se inclina mal, nosotros nos inclinaremos al camino de re adaptarlo, de meterlo al buen camino del cual no debe haber salido. Pero no de encerrarlo en un reformatorio”. (Juan Domingo Perón, 1950).

Lic. Juan Pablo Parise.


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