Miércoles 17 de Agosto de 2016
Es bueno homenajear a los que, con muchos años, han partido. La vida moderna deja a los viejos de lado en muchas ocasiones.
Este no es el caso de Isabel Erbetti de Rodríguez, siempre rodeada de sus hijas, nietos y bisnieto. Isabel partió definitivamente el 26 de julio. Por eso es ya un recuerdo que guardaremos en nuestro corazón.
Nació en La Niña, hace noventa y tres años, hija de Antonia Malizia y Rodolfo Erbetti. Allí transcurrió su infancia y juventud, allí formó una familia y nacieron sus dos hijas, Liliana y Silvia. Su esposo, Julián Rodríguez, era empleado de la entonces floreciente empresa “El Cañón”.
Enviudó muy joven, y buscando futuro para sus hijas emigró a 9 de Julio, en el pueblito quedaron sus padres y su historia.
Recuerdo los diálogos que sosteníamos con esta prima muy querida. De niña nos encontrábamos para fiestas y cumpleaños, llegábamos a caballo o en sulky.
Las visitas eran encuentros gratos y felices, otra época, menos tensiones y presiones sociales, había risas, anécdotas, comida y mucho afecto familiar. Las fotos eran motivo de largos comentarios y bromas, de emociones y alguna lágrima.
La vida nos fue llevando a cada uno por diferente camino, envejecimos pero nunca dejamos de vernos; ella era muy sociable y vital, le encantaba vernos.
Admiré su fortaleza para enfrentar un destino duro y cómo logró conformar un núcleo familiar compacto y afectuoso que la asistió y acompañó hasta el último instante. Este es mi homenaje para una luchadora.
DNI Nº 3.899.224