Sábado 13 de Agosto de 2016
Moisés Lebensohn, nació en Bahía Blanca el 12 de Agosto de 1907, proveniente de familia humilde, se inclinó desde joven al periodismo, en 1931, apenas recibido de abogado, fundó el Diario Democracia en Junín, ciudad que tomó como adoptiva desde muy temprana edad.
Identificado fuertemente con los principios ideológicos del yrigoyenismo brindó su vida predicando la doctrina, el sacrificio y la conducta de Alem e Yrigoyen.
Sostenedor del yrigoyenismo y partidario de profundizar las conquistas sociales de este, se opuso a los mecanismos fraudulentos de la llamada “década infame” (1930-1943)
Amante de la democracia y de la lucha por conseguir la igualdad y la libertad, Alimentaba la necesidad de políticas de profunda reforma económica, incluyendo la nacionalización del petróleo y la reforma agraria. Alineado con el sector de raíz más popular del Radicalismo, que entonces encabezaba Amadeo Sabattini, junto con otros jóvenes como Ricardo Balbín, Arturo Frondizi, Arturo Illia, Crisólogo Larralde y Alejandro Gómez, conformó el Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR), un grupo opositor a la vieja dirigencia partidaria.
Sostenía que el Radicalismo de entonces carecía de “ejemplos morales y coraje para hacer reformas vitales de justicia social, que afectan intereses económicos”. Junto con los otros dirigentes juveniles del MIR, Lebensohn impulsa un programa transformador que adquiriría forma en el V Congreso de la Juventud Radical en Chivilcoy, en mayo de 1942. Este programa, así como el llamado “programa de Avellaneda” de 1943 y el del Congreso de 1944, serían posteriormente en 1948 incorporados casi totalmente como Bases de Acción Política de la UCR.
En la Declaración de Avellaneda se expresan las necesidades básicas del pueblo argentino especialmente de los obreros.
En los aspectos más destacados la declaración planteó: el derecho a la vida, el seguro nacional obligatorio, la libertad de agremiación y de huelga, la reiteración de la vigencia de la reforma universitaria, la soberanía política y económica del país y la necesidad partidaria de declarar su doctrina y convocar a los hombres que por su conducta puedan servirla.
Fue un gran luchador contra el régimen, ese régimen respaldado por las economías modernas de la vieja Europa, dominado económicamente y que favorecía a la “alteración Nacional” a través de políticas cambiantes en torno a beneficiar a minorías privilegiadas.
Para la juventud argentina fue considerado “el maestro”. El 13 de junio de 1953 con apenas 45 años fallece.
Nosotros los jóvenes debemos de seguir el legado que nos dejo y servirnos de la posibilidad de luchar por una Argentina soberana, democrática, en donde reine la justicia, la libertad y la igualdad. Debemos continuar por la causa del pueblo, esa causa que tanto identifico al Radicalismo desde su nacimiento, esa causa por la que tantos hombres del Radicalismo como Alem, Yrigoyen, Larralde, Lebensohn, Illia, Balbín, Alfonsín y otros tantos han luchado.
Y como dijo para todos los radicales de todos los tiempos “Doctrina para que nos entiendan, conducta para que nos crean”.
Lebensohn valoró a los jóvenes y nos dejó entre otros un mensaje de gran valor: “Quienes entendemos que el Radicalismo es un camino abierto hacia el porvenir, no tenemos temor ante el juicio de los hombres jóvenes. Lo queremos vehemente, enérgico y decidido, como tiene que ser la juventud. Quienes no tenemos miedo al futuro ni complicidades con el pasado, queremos una juventud que pronuncie su mensaje con valor y vigor, no una juventud adocenada que cumpla con mansedumbre bovina las órdenes que llegan desde arriba. Bienvenida su palabra para juzgar y para criticar. Bienvenida su palabra para acertar o para errar, porque vivimos en crisis y si alguna opinión vale es la de un hombre joven que no está sumergido en los sistemas de ideas que condujeron a la humanidad a la encrucijada en que se debate”. Por siempre Moisés.-
Radicales Pluralistas