Miércoles 12 de Febrero de 2014
Francisco Panasiuk es un pibe nuevejuliense que pasa una semana de ensueños en el CENARD integrando la preselección nacional sub 15 de básquetbol. Por Guillermo Blanco
Después del primer día, con Guillermo Blanco. Entre nuevejulienses.
“Panchito” con los brazos abiertos, en plena defensa.
El enorme mural con una pintura singular del Negro Fontanarrosa en homenaje al deporte invita a alzar la vista. “Hay que transpirar la camiseta”, se lee en la obra, sostenido por varios hinchas con la camiseta argentina. Mientras tanto abajo, 31 pibes de casi 15 años integrantes de la preselección de básquetbol en el primer día del campus semanal en el CENARD, se exponen al inicio de un trabajo agotador con sus musculosas hechas sopa. Y entre tanto sudor, hay caras felices y orgullosas por haber sido incluidos en la jerarquizada lista, como ocurre con el nuevejuliense Federico “Pancho” Panasiuk, quien como jugador del San Lorenzo de Chivilcoy y su metro 94, es uno de los cuatro bonaerenses convocados y que ahora se entrenan bajo el paraguas del director deportivo de la Confederación Argentina de Básquetbol, Enrique Tolcachier, y su gente.
Para esta primera etapa, el cuerpo técnico de la categoría, también compuesto por Sebastián González y el asistente Marcelo Germanetto, emprendió la tarea con el objetivo del Sudamericano sub 15, torneo para el cual aún no se ha definido sede ni fecha.
El lugar no es cualquier lugar. Se llama Polideportivo León Najnudel en honor al inventor de la Liga Nacional y mucho más, y donde en la última década estuvo una embajada de la NBA con Manuel Ginóbili dos veces y su técnico, Gregg Popovich, una. “Pancho” se asombra cuando se lo comentamos durante la merienda previa en la concentración. “Esto es de otro planeta, dormimos acá, comemos acá, nos entrenamos acá y ahora me entero que dio clínicas Ginóbili...”, se asombra el chico del barrio de Salta y Heredia. “Qué va a ser un esfuerzo esto que me está pasando, si es lo que me gusta. Desde hace tres años que estoy en el básquet y hace dos estando en Atlético el profe Javier me dijo de ir a Chivilcoy. Los viernes me lleva papá, y me quedo hasta el domingo jugando. Y durante la semana corro solo en 9 de Julio y tiro al aro”.
Y de pronto se encuentra aquí por primera vez, donde en dos horas debe haber aprendido tanto más, en forma proporcional. De táctica, ni hablar; de marca defensiva y desmarque ofensivo, otro tanto, y de meter el cuerpo de determinada manera para plantarse ante el flaco santafesino de 2,04 Lautaro Lovino para tratar de impedirle el juego, y de pasar al trabajo con el preparador físico para luego volver al juego en sí... Dos horas en las que se honró al “Hay que transpirar la camiseta” del afiche del inolvidable humorista y dibujante rosarino.
“Pancho” reitera su admiración por el escenario del polideportivo con una cancha “que hasta tiene cuatro aros”, y cuenta que fue arquero (incluso su tía Amalia jugó en Huracán), practicó rugby y tenis, hasta que lo atrapó el básquet. Tuvo similares sueños que Juan Gutiérrez y que el pibe Camilo Paniagua, quien no hace mucho también pasó por una concentración parecida, cuyas enseñanzas seguro le sirvieron para pasar de Junín a Obras Sanitarias, avalado también por el ya consagrado “Pipa”.