Martes 10 de Septiembre de 2013

¿Un método biológico para atenuar la compactación en siembra directa?

Por el Ing. Agr. Pablo Richmond AER INTA 9 de Julio.

Es habitual que los suelos que se manejan en sistemas de siembra directa sufran procesos de compactación derivados de la ausencia de remoción, al reacomodamiento de partículas y al pasaje de maquinarias. Esto determina un endurecimiento y un aumento de la resistencia a la penetración. Este proceso se hace muy notorio a profundidades de 20-35 cm, pudiendo llegar a limitar el desarrollo de las raíces de los cultivos.

Cuando la cantidad de poros de un diámetro superior a 100 micrones es escasa, las raíces deben mover las partículas de la fase sólida del suelo dificultando su crecimiento si encuentran elevada resistencia a la penetración .

En virtud a este problema, hace años se comenzaron a desarrollar descompactadores de suelo que trabajan en profundidad, sin un disturbio significativo de la cobertura del suelo en lotes manejados en siembra directa.

Los antecedentes de su utilización (ej, Para-till, Para-plow), muestran claramente un descenso de la resistencia a la penetración. No obstante los resultados en diversas experiencias y regiones son diversos en lo que respecta al crecimiento radicular y el rendimiento de los cultivos.

Una alternativa complementaria a la anterior, podría ser el aprovechamiento del efecto de las raíces de cultivos con fuertes raíces pivotantes, capaces de penetrar estos horizontes densificados en condiciones normales de humedad.

Trabajos de la FAO realizados en otras regiones de América han probado esta herramienta, utilizando las raíces de la vegetación natural o de cultivos de cobertura sembrados para actuar como subsoladores biológicos que penetren en los horizontes densos. La estabilidad de los canales creados por las raíces de las plantas resultó ser mayor que aquella de canales formados por métodos mecánicos, ya que la liberación de sustancias orgánicas, fruto de la descomposición de las mismas (raíces), ayudó a estabilizar las superficies internas de los canales o poros creados. Se determinó que una vez que las raíces se han muerto y contraído, estos poros son lo suficientemente grandes y estables para permitir que penetren las raíces del cultivo siguiente.

Esto validaría antiguas prácticas difundidas en pueblos andinos, donde acostumbran dejar en barbecho los suelos, dejando que crezcan malezas con raíces principales fuertes. Entre ellas las del género Amaranthus, que actúan como verdaderos subsoladores biológicos.

Ahora bien, las condiciones de la agricultura andina son diferentes a las nuestras en la Pampa Húmeda, pero el fenómeno de compactación también está presente.

La bibliografía, y también ensayos realizados en nuestra zona por el INTA han demostrado el poder de reversión parcial o total del efecto de la compactación por huellas por parte de las raíces de gramíneas. En ensayos del INTA en 9 de Julio, se han obtenido mejoras significativas en los valores de infiltración y resistencia a la penetración del suelo compactado por huellas de maquinaria al cabo de un ciclo de cultivo de gramíneas (trigo y maíz fueron probados). No obstante, este efecto está mayormente centrado en los primeros 15 cm de profundidad.

Existen otros cultivos que tienen la potencialidad de actuar creando macroporos que penetren esas capas compactadas. Andriulo y Sasal, del INTA Pergamino, probaron el efecto de las raíces de nabo forrajero (Raphanus sativus L.) en suelos argiudoles del norte de la provincia de Buenos Aires para la regeneración biológica de porosidad edáfica en sistemas de siembra directa. Realizaron ensayos en un lote de degradación edáfica moderada y en otro de degradación severa.

En el primero de los casos, las raíces de nabo produjeron cambios en la porosidad mayor a 30 micrones de los horizontes superficiales (A y BA) que mejoraron la circulación del agua. En el segundo caso, el nabo redujo la porosidad total del horizonte A, pero incrementó un 70% la estabilidad estructural a 0-5 cm (efecto de corta duración).

Por lo tanto, en las condiciones de alto nivel de degradación edáfica no resultó suficiente para producir una mejora neta de los parámetros edáficos analizados, mientras que resultó eficaz para mejorar la estructura del suelo con bajo nivel de degradación bajo SD continua. Concluyeron que es posible mejorar temporalmente la geometría porosa a través del crecimiento radical e indirectamente con el aporte de materia seca en superficie. Los autores señalaban la necesidad de continuar los estudios a fin de obtener conclusiones más certeras.

En nuestra zona, no obstante, con suelos de textura más gruesa, los resultados de este tipo de ensayo podrían diferir, aunque aún no se ha evaluado. También se da el hecho que se hace viable la introducción del cultivo de colza como integrante de la rotación. Esta especie, integrante de la misma familia botánica que el nabo, las crucíferas, tiene una estructura radicular de características similares. Por este motivo podría aportar un valor agregado, desde el punto de vista de la mejora de la fertilidad física de los suelos, aportando a amortiguar el efecto de compactación en siembra directa. En la presente campaña, el INTA en 9 de Julio, tiene previsto iniciar esta evaluación, comparándolo con el efecto ya probado de los cultivos de gramíneas.


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