Viernes 15 de Agosto de 2014
La tarea se lleva adelante con cinco empresas distintas en las que se ejecuta un modelo de aplicación, para luego transferir este sistema a los más de tres mil acopios existentes en el país, etapa en la que se avanza en estos momentos.
El Centro de Cereales y Oleaginosas del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) de 9 de Julio, desde hace un lustro a esta parte, se encuentra trabajando activamente con el sector acopiador de granos –representado por la Federación de Centros y Entidades de Acopiadores de Cereales y la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA)-, con el objetivo de asegurar la calidad de los granos a exportar o se destinan a la producción de harinas o alimentos balanceados, dentro del mercado interno, tarea que se materializa en importantes beneficios.
“Los distintos granos, durante su etapa de cultivo, pueden tener diferentes contaminantes, entre ellos hongos productores de microtoxinas y por ende productores de agentes tóxicos importantes, y dado que naturalmente las condiciones climáticas no se pueden cambiar, en los años en los que se presenta contaminación, el acopio de granos juega un papel trascendental respecto de mejorar la calidad de siembra”, explicó a nuestro medio el Ing. Nicolás Apro, director del Centro de Cereales y Oleaginosas de INTI 9 de Julio, detallando además que “actualmente, un 78% aproximadamente de los granos producidos van a exportación y el resto se destina al mercado interno”.
En el mismo sentido, el especialista subrayó que “un tratamiento adecuado de los granos nos permite mejorar la calidad, bajar la contaminación y entregar productos seguros al siguiente eslabón de la cadena, conformado por molinos y plantas de balanceados”.
“Los granos pueden conservarse en una planta de acopio 20 días o un año, y por ende las empresas acopiadoras de nuestro país garantizan a partir de esta tarea es que la calidad final sea la exigida por los mercados internacionales, abarcando para ello aspectos muy diversos como la capacitación del personal, manejos de procedimientos e instructivos distintos y una serie de tareas”, graficó Apro.
Al detallar con mayor amplitud el trabajo realizado en el orden local, indicó que la tarea del INTI se lleva adelante con cinco empresas distintas en las que se ejecuta un modelo de aplicación, para luego transferir este sistema a los más de tres mil acopios existentes en el país, etapa en la que se avanza en estos momentos.
“Esta segunda etapa se viene ejecutando desde marzo del presente año y llevará un lapso de 6 ó 7 años, habiendo sido muy importante la integración del SENASA como ente regulador de la normativa a cumplir”, indicó paralelamente.
CALIDAD PRODUCTIVA Y SILOBOLSA
Nuestro interlocutor se refirió además a las diferentes cuestiones a atender para lograr calidad productiva, poniendo de manifiesto que “siempre resulta muy difícil mejorar un grano que llega en mal estado, por lo que es fundamental mantener la trazabilidad o calidad de toda la cadena, desde el grano hasta el producto final”.
“Para ello también se ha integrado al sector productor a través de INTA, lo que nos posibilitará también controlar estos aspectos primarios”, manifestó.
Apro fijó reparos en este sentido sobre la utilización del silobolsa, al que definió como una técnica “buena, pero peligrosa”.
“Es buena porque nos permite generar un pulmón y reservar los granos transitoriamente, por ejemplo por la falta de caminos, pero si el grano estaba sucio, la contaminación es llevada a todo el silobolsa, y si permanece allí más de dos meses en estas condiciones, la calidad del grano se deteriora en forma muy importante”, definió, sin dejar de mencionar el impacto que esto tiene sobre el precio a obtener y los mercados a los que se puede aspirar.
