Martes 29 de Diciembre de 2020
FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA: ACTO POR LA VIDA
Una vida inesperada trajo la salvación al mundo entero
“María y José asumieron un embarazo inesperado que salvó a toda la humanidad” fue el mensaje claro y contundente del pastor diocesano en la festividad de la Sagrada Familia y ante la inminencia del tratamiento del proyecto de ley del aborto. Lo hizo al celebrar la Eucaristía en la capilla homónima el sábado 26 uniéndose de este modo a la misa que celebró la Comisión Ejecutiva del Episcopado en el santuario de Luján. Al día siguiente participó en un acto y en la Misa de la Catedral el domingo 27 de diciembre.
El sábado 26 de diciembre, en la víspera de la festividad de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, el obispo monseñor Ariel Torrado Mosconi concelebró la santa Misa en la capilla del barrio Mercantil en la ciudad de Nueve de Julio conmemorando su fiesta patronal. Bajo el lema “Madre con tu `sí´ nos diste a Jesús: te pedimos por las dos vidas” la comunidad elevó su plegaria por la promoción y defensa de la vida humana ante el debate de una ley del aborto. En la homilía reflexionó sobre la audacia y valentía de la familia de Nazaret afirmando: “ellos fueron capaces de superar la incomprensión, la pobreza, la persecución para defender la vida de su hijo” concluyó.
El domingo 27 en horas de la tarde, frente a la Iglesia catedral se hizo un acto para manifestarse en favor de las dos vidas. Primeramente se hizo un largo repiqueo de campanas que resonó por toda la ciudad. Tal sonido fue un clamor al Señor por todos los que sufren, especialmente a raíz de la pandemia; los enfermos, los que han perdido a sus seres queridos, los ancianos, los que no tienen trabajo. El guía del acto afirmó que “el sonido de las campanas es una invitación a la alegría y la esperanza que trae el nacimiento del Dios de la vida”.
Posteriormente se hizo un despliegue de una tela celeste cubriendo el frente de la Iglesia Catedral como signo del manto de María Santísima que con su sí nos hizo presente al Dios de la vida. Se oró para que la Virgen abrace a toda mujer embarazada, especialmente a aquellas que tienen temor, angustia o inseguridad para que como ella puedan responder con generosidad al llamado de ser madres.
Posteriormente se hizo una suelta de palomas para recordar la presencia del Espíritu Santo que se manifestó en el bautismo de Jesús dejando escuchar la voz del Padre que dijo “Este es mi hijo muy amado”. Que esta voz resuene en el corazón de cada niño en gestación para que desde el vientre de sus madres se descubran hijos, queridos y amados por Dios.
Seguidamente se dejaron caer pétalos de flores como signo de las gracias que deseamos se derramen sobre aquellos que llevados por diferentes circunstancias no recono-cen ni aceptan la vida desde su concepción. Se rogó a Dios que sane sus heridas y en nosotros puedan encontrar la comprensión y ayuda que necesitan.
Por último se hizo una suelta de globos. Junto con los globos se elevaron las suplicas a Dios por quienes tienen en sus manos el poder de tomar las decisiones en el debate del próximo martes 29 sobre la legislación del aborto, Se pidió para que sean ilumina-dos por Dios y por sobre todo interés político defiendan el derecho a la vida.
Luego monseñor Ariel celebró la santa Misa en cuya homilía hizo una encendida defensa de la vida humana y la familia partiendo de cada uno de los gestos que se habían presentado en el acto por la vida. Destacó la belleza de la vida humana y su valor incuestionable en todos sus estadios desde la concepción hasta la muerte natural. Recordó que la familia es el santuario de la vida que está llamada a cuidarla y defenderla siempre, pero especialmente en los momentos de mayor vulnerabilidad: en el tiempo de gestación, los bebés, los niños, los adolescentes, los ancianos y los enfermos. Exhortó a seguir trabajando en la diócesis en los hogares del abrazo maternal como una respuesta bien concreta, sin teorías abstractas, para apoyar y sostener a las mamás en situación de riesgo.
Al finalizar las celebraciones, se invitó a la feligresía a unirse a la Jornada de oración y ayuno del día 28 de diciembre en defensa de las dos vidas.
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