Jueves 2 de Noviembre de 2017
INVITACIÓN A LA COMUNIDAD
Día de difuntos: jornada de esperanza
Hoy 2 de noviembre se celebrarán dos misas en Conmemoración de los fieles difuntos. Será a las 14 en el cementerio municipal y a las 20 en la Iglesia catedral
La Iglesia Católica invita y espera a la comunidad a compartir las misas que se celebrarán en el Cementerio Municipal a las 14 hs. y en la Iglesia catedral a las 20 hs. Con motivo de la conmemoración de los Fieles Difuntos.
Nada más cierto y real tanto como traumático y dramático que la muerte. Los cristianos creemos en la vida eterna. No se trata de ningún mito de vida de ultratumba, reencarnación en otras vidas y seres, o algún tipo de leyenda fantasmagórica, sino de la profunda y simple convicción de que venimos de y volvemos a Dios.
Ese gran pensador y catequista que fue San Agustín lo explicaba sencilla y admirablemente: Dios no puede despertar en nosotros un deseo que luego no va a saciar. ¡Deseamos vivir y no morir jamás! Dios nos da la vida y nos ofrece el don de una vida plena, eterna y feliz en su presencia.
Por eso es muy importante el recuerdo afectuoso de los seres queridos visitando el cementerio, lugar donde reposan sus cuerpos o cenizas. Una persona es su cuerpo y alma. Por eso la Iglesia ha respetado y cuidado los restos mortales de una persona con cariño y veneración.
La oración por los difuntos, especialmente ofreciendo la Santa Misa por ellos, es tan necesaria. Participando del sacrificio pascual de Jesús, quien por su muerte y resurrección nos purifica, nos reconcilia y nos da una nueva vida, ayudamos a nuestros difuntos a entrar en la vida eterna de comunión con Dios.
De este modo, nosotros también nos unimos a ellos por un fuerte vínculo espiritual, sobrenatural, de fe y amor, que traspasa el abismo de la muerte porque es más fuerte que ella. El amor es más fuerte que la muerte, dice la Biblia.
No olvidemos que, en ese lento y doloroso proceso que es asumir y elaborar un duelo por la partida de alguien querido, la fe -a veces maltrecha por esa pérdida- puede muy bien iluminar, acompañar y sanarnos en ese camino de elaboración de esa pérdida.
En este día, entonces, visitemos con cariño a nuestros difuntos, recemos fervientemente por ellos en la Eucaristía y reavivemos nuestra esperanza en esa vida feliz junto a Dios para siempre.
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