Lunes 13 de Julio de 2015

Gran recibimiento al Obispo Coadjutor de Nueve de Julio Monseñor Ariel Torrado Mosconi

A la ceremonia en la Catedral nuevejuliense asistió el Nuncio Apostólico junto a 14 Obispos de todo el pais y más de 100 sacerdotes y seminaristas.

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El nuevo Obispo dejó un mensaje de esperanza para toda la Diócesis de 9 de Julio.

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El Obispo de Elizalde hizo un resumen de sus 16 años al frente de la Diócesis.

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Obispos de distintos lugares del país acompañaron la llegada del nuevo Obispo a nuestra ciudad.

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El Intendente hace entrega del Decreto al Nuncio Apostólico.

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Varios intendentes de la región acompañaron la ceremonia religiosa en Catedral.

Como fuera anunciado oportunamente, Monseñor Ariel Torrado Mosconi fue recibido en nuestra diócesis el sábado 11 de julio, con una celebración eucarística en la Iglesia Catedral, a las 16 horas.

Participaron de la misma sacerdotes y administradores parroquiales, comunidades religiosas, sacerdotes y diáconos,  ministros y agentes pastorales, docentes y alumnos de los colegios religiosos y autoridades municipales.

En oportunidad de la ceremonia, el Obispo Diocesano de 9 de Julio, Mons. Martín de Elizalde, dejó sus conceptos para dar la bienvenida al nuevo Obispo Coadjutor, poniendo de manifiesto que “Monseñor Ariel irá conociendo nuestras realidades parroquiales y sus iniciativas pastorales y caritativas, la acción educativa que se desarrolla en los colegios católicos, la trasmisión de la fe por la catequesis sacramental, el trabajo apostólico en los vastos espacios rurales y en las ciudades y pueblos.

Se encontrará con la realidad de los hombres y mujeres de la sociedad presente en este ámbito, con sus necesidades e inquietudes, con sus méritos y cualidades, para darles a conocer con las palabras de hoy y con los gestos adecuados y comprensibles el gran amor que Dios nos tiene.

De manera especial quiero señalar la atención especial que se está prestando a la catequesis de los sacramentos de iniciación, a la promoción vocacional y a la atención de los seminaristas, para que nunca falten pastores santos y fieles para asistir al rebaño, a la pastoral juvenil, para que pueda inspirar y dar crecimiento a un encuentro serio y fecundo con el mismo Señor. Con la liturgia ofrecida en nuestros templos y capillas se santifica y alimenta el Pueblo de Dios, y se acompaña y hace fecundo el sacerdocio bautismal de los fieles, su testimonio de fe, su caridad generosa, su viva esperanza.

Encontrarás, querido hermano, en los sacerdotes, amigos y colaboradores, que esperan y apreciarán mucho tu estímulo y tu ejemplo, y a los que sabrás dar, no lo dudo, comprensión y afecto. Nuestros fieles, tan cercanos y generosos siempre, seguirán estando en todas las iniciativas, con su disponibilidad tantas veces demostrada. Y hay un vasto campo de expectativas, de anhelos, de sensibilidades, aún en quienes están aparentemente lejos de nuestras comunidades y ajenos a las actividades de la Iglesia, pero deseosos de encontrar el rostro del Señor de la Misericordia”.

La Catedral lucía colmada como en pocas oportunidades, junto a los files y seguidores de cada celebración se sumaron muchas familias y delegaciones de toda la diócesis, al igual que el Jefe Comunal nuevejuliense Walter Battistella, que tras sus saludos con miembros de su gobierno, también puso sus servicios, tal como lo hace con Monseñor Martín de Elizalde, al nuevo dignatario de la curia local. Además Declaró Ciudadano Ilustre al Nuncio Apostólico y le hizo un presente.

Además asistieron los Intendentes de Lincoln, Jorge Fernández, de Carlos Casares, Walter Torchio, el Presidente del Concejo Deliberante, Alberto Capriroli, algunos ediles, tales los casos de Eduardo Cerdeira, Javier Fernández  y Guillermo Rodríguez, entre otros.

Entre los visitantes encabezados por el Nuncio Apostólico, Monseñor Emil Paul Tscherrig, se encontraban catorce Obispos de las distintas diócesis del país  en la celebración con más de 100 sacerdotes y seminaristas ante un templo colmado de feligreses.

Después de la Santa Misa se ofreció un chocolate a los participantes en el Colegio Jesús Sacramentado, frente a la Plaza.

Sus primeras palabras

En el final de la celebración el flamante Obispo Ariel Torrado Mosconi, se presentó en sociedad. Tras agradecer a Dios estar en Nueve de Julio, y contar su vida a grandes rasgos, señaló,   “seré un pastor peregrino que irá a buscar al que está más lejos y procuro una Iglesia de puertas abiertas para que ingresen todos”, los que fueron dos conceptos sobre los que giró su mensaje referenciando a Francisco y su manera de apertura.

El Señor Jesús mandó a sus discípulos a evangelizar a todos los pueblos, y después de su Resurrección envió el Espíritu Santo para confortarlos y guiarlos, constituyendo la Iglesia, formada por hombres y mujeres de todas las naciones, y puso a los apóstoles como pastores de su rebaño.

A ellos y a sus sucesores, compete la misión de hacer presente en el mundo al Hijo de Dios, continuar su ministerio de salvación y conducir a la vida a quienes reciben la Palabra de salvación.

El evangelio que ha sido proclamado hoy nos refiere la misión confiada a los Doce. Jesús los envía de dos en dos, para que encuentren el camino que conduce al corazón de los hombres, y acudan así a sanar sus males y aflicciones, a disputar al demonio y al mal los espacios que ocupa, a convocarlos para unirse, con una acogida cordial, a la obra evangelizadora.

Y nuestra celebración de esta tarde nos permite reconocernos unidos en este hecho antiguo y siempre nuevo de la evangelización, de la salida de nuestros lugares y modos habituales, para alcanzar allí donde se encuentran los hermanos y ofrecerles nuestro único bien: el mensaje de salvación.

Damos gracias a Dios, en primer lugar, porque nos ha llamado a la fe y nos ha otorgado la vida de la gracia. Con la guía de nuestros pastores, el trabajo solícito de los sacerdotes, la dedicación y el testimonio sacrificado de los religiosos y religiosas, la generosidad de tantos ministros y colaboradores laicos, el Evangelio está presente en nuestras comunidades.

Ellas se encuentran hoy aquí, en la Catedral, para manifestar la comunión que las une, para invocar al Espíritu que las anima, para decir su disponibilidad apostólica, para renovar su propósito de vivir con generosidad el Bautismo.

Como Iglesia, recibimos la solícita atención del Vicario de Pedro, que como cabeza del colegio episcopal, asiste en su camino a la comunidad cristiana, dispersa por el mundo, para que se mantenga fiel a su vocación, custodie la gracia recibida, se abra a la difusión del mensaje de Jesús.

Ello nos permite acoger hoy entre nosotros a un sucesor de los apóstoles, que el Santo Padre Francisco nos envía, para colaborar en la misión pastoral que hace 16 años me fuera confiada, y tomar la continuidad de esta historia diocesana, que es en verdad un continuo renovarse de la fidelidad divina y de una propuesta dirigida a los hombres y mujeres de esta tierra, de esta familia espiritual.

Agradezco al Papa la designación de Monseñor Ariel Torrado Mosconi como Obispo Coadjutor con derecho de sucesión, y junto con la comunidad diocesana lo recibimos con mucha alegría, con la esperanza de seguir progresando en el camino que nos traza el Evangelio y el deseo de enriquecernos con sus dones y aptitudes, con su generosidad apostólica y su ciencia, con su ejemplo y su cercanía.

Monseñor Ariel irá conociendo nuestras realidades parroquiales y sus iniciativas pastorales y caritativas, la acción educativa que se desarrolla en los colegios católicos, la trasmisión de la fe por la catequesis sacramental, el trabajo apostólico en los vastos espacios rurales y en las ciudades y pueblos. Se encontrará con la realidad de los hombres y mujeres de la sociedad presente en este ámbito, con sus necesidades e inquietudes, con sus méritos y cualidades, para darles a conocer con las palabras de hoy y con los gestos adecuados y comprensibles el gran amor que Dios nos tiene.

De manera especial quiero señalar la atención que se está prestando a la catequesis de los sacramentos de iniciación, a la promoción vocacional y a la atención de los seminaristas, para que nunca falten pastores santos y fieles para asistir al rebaño, a la pastoral juvenil, para que pueda inspirar y dar crecimiento a un encuentro serio y fecundo con el mismo Señor.

Con la liturgia ofrecida en nuestros templos y capillas se santifica y alimenta el Pueblo de Dios, y se acompaña y hace fecundo el sacerdocio bautismal de los fieles, su testimonio de fe, su caridad generosa, su viva esperanza.

Encontrarás, querido hermano, en los sacerdotes, amigos y colaboradores, que esperan y apreciarán mucho tu estímulo y tu ejemplo, y a los que sabrás dar, no lo dudo, comprensión y afecto. Nuestros fieles, tan cercanos y generosos siempre, seguirán estando en todas las iniciativas, con su disponibilidad tantas veces demostrada.

Y hay un vasto campo de expectativas, de anhelos, de sensibilidades, aún en quienes están aparentemente lejos de nuestras comunidades y ajenos a las actividades de la Iglesia, pero deseosos de encontrar el rostro del Señor de la Misericordia.

La rica personalidad de nuestro hermano Ariel, su experiencia en la diócesis de Santiago del Estero como Obispo auxiliar, su trayectoria intelectual y espiritual, nos permiten esperar que su llegada entre nosotros habrá de aportar muchísimo, y permitirnos seguir creciendo como Iglesia particular y en la comunión de la Iglesia Universal. Gracias, Monseñor Ariel, por aceptar venir entre nosotros. Gracias, Santo Padre, por esta muestra de estima y de confianza; gracias al Señor Nuncio, representante del Papa, por conocer e interpretar nuestra realidad y nuestras necesidades; gracias a los hermanos obispos que nos acompañan, y a los sacerdotes que están presentes, ustedes nos hacen experimentar la comunión.

Gracias a Monseñor Vicente Bokalic y a los hermanos de Santiago de Estero, que han venido a  acompañar a Monseñor Ariel y con este gesto nos dicen lo que les cuesta este desprendimiento, que es el precio de la generosidad.

Y a nuestros sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas y fieles quiero comprometerlos a un renovado propósito evangelizador, y a fortalecer los vínculos de la comunión eclesial.

Nuestra Señora de Fátima, Patrona de la diócesis, Santo Domingo, titular y Patrono también, intercedan por esta porción del Pueblo de Dios ante Nuestro Señor.


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