Jueves 12 de Diciembre de 2013

“Estas buscando un símbolo de paz”

“Si tuviera la suerte de alcanzar alguno de mis ideales sería en nombre de toda la humanidad” - Nikola Tesla

Todo proceso histórico reclama un análisis.  El hecho de que un día como hoy, estemos cumpliendo jóvenes 30 años de vida democrática convierte al análisis en una obligación.

Sin dudas el icono del proceso de recuperación democrática que culmino el 10 de Diciembre de 1983 con la asunción de la Presidencia de un hombre elegido democráticamente para ponerle fin a “la dictadura más cruenta que atravesó la historia de los argentinos”, es el Dr. Raúl Alfonsín. Pero este tuvo, como correlato, los sueños de millones de argentinos, que vieron en él y en la Unión Cívica Radical la expresión más acabada de sus deseos, sus sueños y sus ideales de libertad, solidaridad, concordia, paz y unión.

Muchos párrafos podríamos escribir sobre aquella gesta democrática que “significo una entrada a la vida”. Muchas palabras podríamos decir sobre aquel hombre que produjo un cambio sustancial en la manera de hacer y pensar la política. Pero nuestra intención no es melancólica. “Estamos persuadidos” que la mejor manera de recordarlo, es honrarlo con lo que sus ideales representan y no con lo que su recuerdo aparenta. Porque en definitiva eso es, “el hombre que se hizo idea”.

En momentos de división social como los que atraviesa hoy la Argentina, de desunión de sus ciudadanos, de la instauración de una visión dual, excluyente y hasta violenta de los que piensan distinto, del maniqueísmo propulsado por la dirigencia política y reproducido en todas las esferas de la sociedad es imperioso volver a los postulados alfonsinistas que entendían que por supuesto la política implica diferencias, existencia de adversarios políticos. Pero que la política no es solamente conflicto, también es construcción y él entendía que la democracia necesitaba más especialistas en el arte de la asociación. Es imprescindible que volvamos a entender la política de esa manera, que las diferencias sean puentes para generar acuerdos en el disenso y no excusas para pronunciar  distinciones. La política siempre se define a partir del concurso de una serie de voluntades autónomas. La asociación de esas voluntades es lo que propulsa el progreso y la verdadera representatividad social ergo la solución de problemáticas reales.

El radicalismo también le debe un homenaje a Raúl Alfonsín, un reconocimiento superador de un busto, una placa o un video conmemorativo. La UCR le debe a Alfonsín recuperar la manera de hacer radicalismo que el planteo, que él nos lego. Un partido cerca de la gente, que interprete sus necesidades y esté al servicio de ellas. Un partido abierto, moderno, que se forma y discuta horizontalmente en pos de mejorar la realidad de los habitantes que pretende representar. Un radicalismo que abandona el canibalismo interno y es reemplazado por la solidaridad militante que busca la concreción de un ideal, por sobre un apellido.  Un radicalismo popular, progresista y socialdemócrata. Un radicalismo que con los jóvenes como protagonistas se repiensa, se resignifica, se aggiorna. Un radicalismo con voluntad de poder.

Finalmente el dato más destacable, fue la capacidad de Raúl Alfonsín, lo que lo convirtió en un estadista reconocido mundialmente, de entender y saber interpretar la realidad y las necesidades de la sociedad de los ´80. El coraje de la verdad constituye el fundamento ético de la democracia. Por ello es preciso abandonar la lejanía de la política, la mentira de la “voluntad popular”. Raúl Alfonsín eligió que el pueblo sea el protagonista de la recuperación democrática. Hoy 30 años después, debe el pueblo ser protagonista de terminar con las deudas de la democracia de hoy.

La democracia no es perfecta, pero es perfectible y la mayor reivindicación política y social de Raúl Alfonsín y de cualquier demócrata que se precie de tal, es terminar con  el pasivo insoportable de la exclusión que aqueja a nuestra democracia. El hambre, la pobreza, la falta de una vivienda digna, el deterioro educativo, la discriminación de género, la falta de una política ambiental, el requerimiento de la unión simbólica y material de la cultura, el trabajo y la política.

La libertad está asegurada. Hoy debemos emprender un nuevo proceso de democratización, que la profundice y la lleve a todos los niveles de la sociedad. Para ello debe prepararse el radicalismo. La dictadura de hoy es la exclusión. Es nuestro deber, de los jóvenes, asegurar que no haya un excluido más, entre nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino.

Generación R - 9 de Julio.


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