Lunes 4 de Abril de 2016
El pasado sábado 2 de abril, al conmemorarse el 34º aniversario de la Gesta de Malvinas y el “Día del Veterano y los Caídos en la Guerra de Malvinas”, la Municipalidad de Nueve de Julio desarrolló los actos oficiales conmemorativos, los que ante las malas condiciones climáticas, tuvieron lugar en la Escuela de Educación Secundaria Técnica Nº 2 “Mercedes Vázquez de Labbé”.
Luego del ingreso de las Banderas de Ceremonia, se entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino, se ofició una oración religiosa y tras un minuto de silencio, se procedió a la colocación de las ofrendas florales en el monolito que rinde homenaje al Soldado Néstor Francísquez (por parte del municipio y por la Comisión de Asociados del Banco Credicoop).
Posteriormente dejaron sus conceptos el Director de la Escuela Secundaria Nº 5 “Héroes de Malvinas”, Carlos Martino y el Intendente Municipal, Cdor. Mariano Barroso.
MENSAJE DEL INTENDENTE MUNICIPAL, MARIANO BARROSO
“Cada 2 de abril la gran mayoría de los argentinos tenemos sentimientos encontrados. Por un lado, el recuerdo indefectible de la dictadura, el delirio, la intolerancia de gobierno. El grito de Generales de escritorio ofreciendo “a ofensas, mayores ofensas” desde el vitoreo generado únicamente por la justicia de la causa.
Por el otro, los héroes anónimos, los soldados, que no dudaron ante el llamado de la patria”.
“Pienso por un lado qué fácil fue gritar “si quieren venir que vengan” desafiando a una potencia mundial, total cada cual seguía tranquilo en sus puestos de gobierno de facto, a miles de kilómetros del campo de batalla”.
“Y pienso nuevamente en los soldados, qué difícil enfrentarse a la muerte, verle la cara, sentirla en la piel, en el cuerpo, ver los heridos, la sangre, los gritos, sentir las explosiones y morirse constantemente de frío. Me estremezco al pensar las consecuencias de una guerra mientras por la radio sonaban los goles de un mundial, sentir que mientras uno está ahí todo el resto sigue su vida normal, es una sensación agobiante que solo sirve para demostrar la eterna deuda para con los veteranos”.
“Es difícil, entender cómo dentro de una sociedad pacífica, que llevaba prácticamente 100 años sin guerras pudo caer en esa tragedia, pero al analizar la causa, al pensar en la reivindicación del territorio de las Malvinas o las gestas de mayo, de la independencia, esos guerreros que también habían sido pacíficos pero que de un momento a otro se jugaron literalmente la cabeza para que seamos libres, porque eso es lo importante como dijo San Martín “andaremos en pelotas pero seamos libres que lo demás no importa nada”; puedo al menos obtener una mínima comprensión”.
“No estuve en Malvinas, era muy pequeño en abril del 82, pero la gesta ha despertado un gran interés siempre en mí. Por eso estoy muy orgulloso de poder encabezar este acto, junto a los veteranos y poder expresarles mis sentimientos, que seguramente son los mismos que sentimos muchísimos vecinos de Nueve de Julio”.
“Sentimientos de agradecimiento, de reconciliación, pero también de pesar y de recuerdo para los caídos y sus familias. Que este 2 de abril sea un día de honra y de reflexión en cada una de las familias nuevejulienses. Y en especial para los veteranos nuevejulienses que son un gran orgullo para todos nosotros”.
“Por último quisiera recordar una de las tantas historias heroicas que encierra la gesta de Malvinas, hoy en el día de los veteranos y los caídos en la guerra”.
Sergio Daniel Rodríguez, que por entonces era apuntador de ametralladora pesada de la compañía al mando del Teniente Roberto Estévez es quien la cuenta: “6.30 de la mañana del 28 de mayo de 1982. Cielo cerrado y mucha oscuridad en pradera del Ganso, en el extremo nordeste de la isla Soledad. Los 40 hombres de la compañía C del Regimiento 25 de Infantería de Colonia Sarmiento, Chubut, al mando del teniente Estévez, se preparaban para relevar a la compañía A”.
“Nos llegó la orden de preparar el armamento. La idea era salir de madrugada el 28 de mayo para contraatacar a los ingleses, que ya se habían replegado. A las 5.30, los ingleses habían tomado posiciones más altas y nosotros, unos 40 hombres, nos desplegamos en abanico y nos refugiamos en unas trincheras. El fuego comenzó a una distancia inferior a los 200 metros. Nosotros quedamos en el medio de un tiroteo entre los ingleses y otro regimiento argentino a nuestras espaldas. El teniente Estévez intentó un cambio de posiciones y para ello envió a un soldado a comunicar la idea a otra compañía”.
“Fue el soldado Carrascul. Pero nunca llegó a destino, un certero balazo en la cabeza terminó con su vida. Creo que fue un francotirador. El propio Rodríguez fue herido en una pierna y cuenta que en ese momento, le pidió a Dios que no lo dejara morir. Y, pese a que él todavía no podía saberlo, en ese instante el teniente Estévez comenzó a arrastrarse hacia su posición, a pesar de que ya estaba gravemente herido en una pierna y un brazo”.
“Lo vi caer de pronto en mi trinchera. Era como otra persona. No parecía sentir dolor y seguía dando órdenes, dispuesto a continuar la batalla. “¿Estás bien?”, fue lo primero que me preguntó”. “Nosotros éramos comandos. Nos cubríamos la cabeza sólo con una boina verde. Estévez tomó un casco del fondo de la trinchera y me lo colocó en la cabeza. Para hacerlo tuvo que incorporarse. Y en ese momento una bala de mortero le atacó la cabeza y lo sacó del combate terminando con su vida”.
Y cuenta lo que para él es la paradoja de todo: “Esa bala era para mí. Estévez me salvó la vida. Me dio un casco y me salvó la vida”. “Este es el texto completo de la breve carta que el Teniente Roberto Estévez escribió el 27 de marzo de 1982, días antes de partir para las Malvinas y dos meses antes de morir en combate”.
“Querido papá: “Cuando recibas esta carta, yo estaré rindiendo cuentas de mis acciones a Dios Nuestro Señor. El, que sabe lo que hace, así lo ha dispuesto: que muera en el cumplimiento de mi misión. Pero, ¡fijate vos qué misión! ¿No es cierto? Te acordás cuando era chico y hacía planes, diseñaba vehículos y armas, todos destinados a recuperar las islas Malvinas y restaurar en ellas Nuestra Soberanía? Dios, que es un Padre generoso, ha querido que éste, su hijo, totalmente carente de méritos, viva esta experiencia única y deje su vida en ofrenda a nuestra Patria.
Lo único que a todos quiero pedirles es: que restauren una sincera unidad en la familia bajo la Cruz de Cristo. Que me recuerden con alegría y no que mi evocación sea la apertura a la tristeza. Y, muy importante, que recen por mí”.