Miércoles 14 de Octubre de 2015
Resulta valioso que haya docentes que manifiesten su desconocimiento acerca del trabajo con niños con autismo o su temor a “hacerles daño”.
El tomar conciencia sobre el desconocimiento de un tema puede ser un paso importantísimo hacia el comienzo de una formación en el área.
También aparecen apreciaciones sobre la imposibilidad de enseñarles a los chicos con autismo o TGD, que “deberían ir a escuelas especiales”, o “que no pueden adquirir conocimientos”. Hay docentes que dicen que los chicos con autismo no aprenden, ni con acompañante terapéutico.
La inclusión educativa no debería considerarse como una dádiva graciosa que decide un director o un maestro haciendo un inolvidable favor al niño y a la familia. (Aunque todavía se presente en muchos casos de este modo.) La inclusión es un derecho del niño y la familia.
La intervención del AT favorece la inclusión y debería ir desvaneciéndose gradualmente en la medida que el alumno consiga apropiarse de las herramientas trabajadas con la maestra, integradora y A.T en conjunto.
El proceso de inclusión educativa puede presentar diferentes bifurcaciones y desarrollos, pero lo principal será recorrer las distintas etapas procurando la eliminación progresiva de las barreras que existen en las escuelas para lograr el máximo aprendizaje y participación de todos los alumnos y las alumnas, más allá de su origen social y cultural y sus características individuales.
“Juntos a la par”
Asociación civil de acompañantes terapéuticos Nuevejulienses.
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