Martes 2 de Diciembre de 2014
Existen diferentes modalidades en que puede incluirse el A.T., de acuerdo a como han ido implementándose en nuestro medio.
En todas ellas es importante contar con la aceptación de la familia y del paciente (si este estuviera en condiciones de hacerlo). Algunas de estas modalidades son:
Acompañamiento institucional: aquí el A.T se inserta en una institución (dentro de un dispositivo institucional) acorde a una estrategia del equipo. A su vez dentro de este marco, el acompañamiento puede ser individual o grupal. El primero de ellos consiste en acompañar a un sujeto a partir de la demanda del equipo sosteniendo una estrategia desde la particularidad del caso. Por otro lado, en el acompañamiento grupal, uno o dos acompañantes contienen, coordinan, advierten el advenimiento de la subjetividad individual en un contexto grupal. Existen criterios que contrarían la convivencia de pacientes en un mismo grupo como edades dispares, patologías que potencien el acting-out e impidan el buen funcionamiento del grupo, entre otros. Las instituciones donde el a.t puede introducirse son: hospital de día, hospital de noche, internación completa. EJEMPLO: acompañamiento escolar (en una institución especial privada). Se acompaña a un niño de 8 años con diagnóstico de autismo con el fin de sostener la escolaridad, anticipando, conteniendo y planificando.
Acompañamiento ambulatorio: es desarrollado fuera de la institución; el equipo sostiene un abordaje en la cotidianidad del sujeto. Aquí la labor fundamental del acompañante es ayudar al paciente a planificar e instrumentar un organigrama de su tiempo lo más balanceado posible, que incluya aquellas actividades en las que a los pacientes les resulta más difícil actuar con autonomía. Otro aspecto a trabajar en estos casos es el de los vínculos que el paciente establece con sus pares, familia, o con desconocidos. En este caso, resulta muy importante la claridad del encuadre y contrato de trabajo. Pueden intervenir uno o varios acompañantes; con respecto a esto último es fundamental la incorporación de un coordinador para poder implementar la estrategia. Las reuniones de equipo son el eje central tanto en la evaluación e intercambio de información como en la confección de estrategias que pauten la tarea del acompañamiento. Se trabaja con pacientes que presentan menos riesgo (no están hospitalizados). EJEMPLO: se acompaña a una mujer adulta que sufre fobia social. El A.T. es el encargado de ayudarla a salir de su casa de a poco para realizar trámites, etc. y conteniéndola en este proceso de sufrimiento que resulta para ella.
Internación domiciliaria: esta estrategia solo se usara ante casos de alto riesgo de auto o heteroagresion, cuando se descarta una internación por diversos motivos o como primer paso posterior a una internación institucional; si fuera necesario se cubren todas las horas del día con un grupo rotativo de acompañantes. También aquí es importante la presencia de un coordinador de equipo de a.t. Resulta esencial que el organigrama este sumamente cuidado y sincronizado, evitando fallarle al paciente.
EJEMPLO: el A.T trabaja con un adolescente (18 años) que se encuentra en tratamiento de desintoxicación y que ha sufrido recientemente un intento suicida.
El a.t. va a la casa del paciente todos los días por la tarde, conversan, toman mate, miran películas. Los paseos y salidas no están permitidos por el momento por pedido del terapeuta (se busca evitar los lugares en los que el paciente consumía).
“JUNTOS A LA PAR”
Asociación civil de acompañamiento terapéutico nuevejuliense
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