Miércoles 16 de Julio de 2014
Hechos los planos del edificio por el Ingeniero español don Joaquín Maqueda, la obra se inicia el 23 de mayo de 1884, con una gran ceremonia y colocación de la piedra fundamental; el acta expresó:
"procede a colocar la primera piedra para fundar sobre ella un edificio destinado al Hospital Español, que será levantado por el noble emprendimiento de los hijos de aquélla Península, que añaden esta nueva obra a las muchas que para honra de la Patria han llegado a feliz término. Y en este solemne momento, todos los pensamientos se unen en el sacrosanto recuerdo de la adorada Patria, bajo cuya advocación y la del Supremo Arquitecto, inician esta filantrópica obra”.- Fue inaugurada con una gran fiesta el 8 de diciembre de 1885, representando un orgullo para los directivos y asociados y motivo de progreso para la ciudad, siendo el primer hospital levantado en nuestro medio.
Fue el Dr. G. García Hernández el primer médico; don Miguel Rivera el primer administrador; los primeros boticarios: Isidoro Glastein, Clemente Elissamburu, Jorge Perren, Nicolás Robbio; barberos que aplicaban sangujuelas, Blas Landa y Francisco Ferrant.-
Pero en 1886, el flamante hospital tiene un inesperado vuelco: se produce en el País la terrible epidemia de Cólera morbus y la Sociedad Española tiene que ceder las instalaciones al Gobierno: lamentablemente la enfermedad causó estragos en todo el Partido, llegando la cifra de muertos a 64; y al poco tiempo, en 1892, también se registró una epidemia de Viruela con nuevas víctimas.
Se concentra toda la actividad mutualista y social en lo que se denominó el “Prado Español”, por los amplios jardines y arboleda que había en el lugar: allí también se trasladó la sede en 1894.
Como contribución de la Sociedad y de los españoles en general, el 2 de mayo de 1900 contribuye a la creación de la plaza España, justo frente al Hospital y tres años más tarde dona el monumento en forma de pirámide que todavía luce en este tradicional paseo.
La Sociedad continúa desarrollando y creciendo como entidad mutual: contaba con 600 socios y mantenía contratados dos médicos y demás profesionales, farmacias y hospitales para la atención de sus asociados; pero también se preocupa por su crecimiento y con el apoyo financiero de muchos colaboradores, adquiere una casa en Mitre e Hipólito Yrigoyen. Y debe destacarse la compra de otro inmueble céntrico, de 32,42 metros sobre Av. San Martín por 43, 30 metros sobre calle Libertad (hoy Banco Credicoop), que era de propiedad de Eugenio Richer y donde había funcionado el Hotel “De France”. La operación se hizo el 2 de julio de 1911 y al poco tiempo se lo alquiló al Club Hípico.
Pero es en el año 1922 cuando se toma una decisión que cambiará la historia de le entidad: el señor Eduardo Fauzón, delegado local de la Unión Popular Católica Argentina, gestiona la compra del inmueble para el funcionamiento de un Asilo de niñas y una Escuela profesional de mujeres.
El 24 septiembre se realiza la Asamblea extraordinaria con la presencia de 103 socios, presidida por el titular, don Fernando Zubieta y luego de arduas discusiones económicas y sentimentales, se resolvió la venta a la Liga Argentina de Damas Católicas, representada por el Padre Domingo Güida, dándole la posesión en diciembre para que en enero siguiente, se inaugurara el Asilo y la Escuela, utilizando el magnífico edificio y el mobiliario que también se incluía en la operación.
Los directivos no se dejaron abatir por la entrega del querido Hospital, debiendo dejar de lado los sentimentalismos y de inmediato se trasladan a Carlos Casares para negociar la compra de una quinta que sabían estaba en venta y pronto arribaron a un acuerdo y así es como el 8 de diciembre de 1922 compran cuatro manzanas, ubicadas entre las calles Mitre, Levalle, Salta y Heredia, donde había una precaria edificación, montes y plantación de cebada, porque esa zona era aún sub urbana, pero se trataba de un negocio inmejorable. Se reacondiciona la casa y en febrero se reúne en este lugar por primera vez la C.D., que preside don Daniel Barnárdez. Y enseguida se coloca el alambrado perimetral, se hace la instalación eléctrica y se construye un kiosco y un portón de hierro en la entrada, todo lo que permite la continuidad de las famosas “Romerías Españolas”.
Continuará