Miércoles 2 de Abril de 2014
En 1833, el Imperio Británico usurpó con prepotencia colonial una parte inseparable de nuestro territorio.
En 1833, el Imperio Británico usurpó con prepotencia colonial una parte inseparable de nuestro territorio. Desde entonces, las Islas Malvinas están ocupadas por una potencia extranjera depredadora de los recursos naturales que le pertenecen indudablemente a la República Argentina, con el agravante de haber instalado en el archipiélago una fortaleza militar.
Desde aquella invasión armada, nuestro país ha reclamado incesantemente ante las autoridades del Reino Unido la devolución de esa entrañable porción territorial en el Atlántico Sur, cuya reivindicación ha sido acompañada solidariamente por las naciones y los pueblos hermanos de la Patria Grande y con el voto mayoritario de los países integrantes de la Organización de las Naciones Unidas.
Esta legítima demanda, canalizada desde el inicio por la vía diplomática, fue alterada dramáticamente por la última dictadura cívico militar, en su intento por perpetuarse en el poder ante el creciente descontento y resistencia de la ciudadanía democrática.
Así, en una acción descabellada, aunque cubierta de triunfalismo por la junta de comandantes y los comunicadores de turno, el 2 de abril de 1982, hace 32 años, se produjo el desembarco de las tropas argentinas en la capital malvinense.
Centenares de soldados conscriptos carentes de instrucción, mal vestidos para soportar el clima riguroso de las islas, con armamento obsoleto pero con un profundo sentimiento patriótico se vieron enfrentados a un ejército profesional enviado por Gran Bretaña, con el apoyo de los Estados Unidos de Norteamérica y la complicidad de la dictadura de Pinochet desde Chile.
Desde aquella bravuconada exclamada por el general Galtieri, al decir desde el balcón de la Casa Rosada “si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”, a la capitulación vergonzosa de los oficiales experimentados en secuestrar y desaparecer, pero no en defender la soberanía nacional, pasaron días de sufrimiento para nuestros combatientes y sus familias.
El dolor por la muerte de los muchachos del Crucero General Belgrano y de todos los que perdieron su vida en esa aventura trágica pergeñada por los dictadores, sigue vigente.
Pero el reclamo por la recuperación de las Islas Malvinas, nuestro archipiélago austral, continúa con renovada energía y siempre por el camino de la diplomacia, con la firmeza que lo plantea en cada foro internacional la Presidenta de la Nación y a través de la recientemente creada Secretaría de Asuntos Relativos a Malvinas, en el ámbito de la Cancillería argentina.
Con argumentos irrebatibles, fundados en la historia y la naturaleza de la plataforma submarina, nuestro país exige poner fin a esta rémora del colonialismo y habilitar una instancia de diálogo, para establecer el itinerario de negociaciones con Inglaterra destinado a lograr la restitución de las islas, el desmantelamiento de la atemorizante fortaleza instalada por los usurpadores y la declaración de esa región como zona de paz.
No se puede predecir cuándo se logrará el objetivo, pero el camino elegido por la República Argentina es el único posible y más temprano que tarde dará sus frutos.
Y en esa lucha pacífica y persistente contará con el respaldo incondicional de la ciudadanía democrática y de los cooperativistas que la integramos.
Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos
31 de marzo de 2014.