Lunes 9 de Diciembre de 2013
Por el Grupo de Alumnos y ex Alumnos del ISFD y T. Nro. 4
Es notable poder entender y percibir en nuestro país, desde la recuperación de las instituciones, una creciente democratización y participación de todos los actores en los diversos ámbitos de la vida social. La ampliatoria de derechos desde aquellos jóvenes años 80, ha seguido un curso de creciente participación ciudadana del que todos de algún modo fuimos parte. La transformación política, la vuelta a los preceptos de soberanía popular, y sobre todo la creciente transformación en el seno de las instituciones (que fueron la base de un conservadurismo reproductor y sostenedor de ideologías), fue el signo distintivo del inicio del nuevo siglo. También es evidente que aún hay muchas cosas por mejorar.
Las instituciones educativas no quedaron fuera de este cambio. Las leyes nacional y provincial, trajeron consigo esta impronta de participación, contemplando a los estudiantes como innegables sujetos de derecho. Sin embargo hay todavía instituciones educativas que desde su tradicionalismo resisten el cambio y conservan aún modos de funcionamiento absolutamente autoritarios, con regímenes punitivos y, lo que es peor, desde una óptica exclusivista y en consecuencia excluyente.
Este es el caso del Instituto de Formación Docente y Técnica N°4 del Distrito de 9 de Julio en la Pcia de Buenos Aires. Este todavía sujeta estructuras autoritarias, discriminatorias en función de condiciones ideológicas, sociales, étnicas, que además enmarca y estereotipa a los alumnos como sujetos ideales de acuerdo a la idiosincrasia de varios de sus integrantes con la absoluta omisión de aquellos que cumplen roles jerárquicos, que tienen la responsabilidad indelegable de bregar por el respeto, la tolerancia y la igualdad de derechos.
Los que escribimos somos alumnos y ex alumnos y somos ex no por una cuestión pedagógica sino por no poder soportar la discriminación y la violencia institucional que se ejerce, se naturaliza y legitima día a día, insistimos, con la connivencia de los que tienen la obligación de supervisar, acompañar y velar por las políticas de Estado.
Se presentaron notas, escritos, actas, respetando como corresponde la vía jerárquica, instancias de diálogo con docentes, personal jerárquico; porque acompañamos y defendemos a ultranza el proceso democratizador. Recibimos castigo institucionalizado, basado en políticas de miedo. “Correctivos” que se emplean desde un instrumento muy eficaz: la calificación, la desaprobación sistemática, de los espacios, el proceder corporativo de docentes y autoridades hostigando la crítica, el reclamo legítimo, negando y lesionando nuestro derecho, derecho que se fue logrando no sin luchas, con la plena convicción de aquellos que pagaron caras estas conquistas, incluso con sus propias vidas.
Es por esto que insistimos en sostener la lucha por terminar definitivamente con la corrupción, la injusticia, la discriminación y la violencia institucional. Algunos, los que seguimos aguantando, desde adentro. Otros los que ya fuimos excluidos, desde afuera, pero con la convicción y el compromiso de construir una Educación democrática para todos, para los que vienen, para los que están más desprotegidos, para que los que tienen la responsabilidad de acompañar, tutelar y hacer cumplir con las normas estén a la altura de las circunstancias y para que nunca más en este distrito ni en ninguna parte de nuestro país, tengamos que recurrir a los medios de prensa para que los que nos deben escuchar, lo hagan.
Grupo de Alumnos y ex Alumnos del ISFD y T. Nro. 4.