Lunes 6 de Enero de 2014
En la segunda mitad San Martín hizo méritos para llegar a la igualdad, pero el tricolor aguantó y ahora espera definir en la vuelta, que se jugará el próximo domingo.
El “Santiago Noé Baztarrica” del Club Atlético San Martín fue ayer escenario de la primera gran final del Interligas 2013/2014, entre el conjunto dueño de casa y el reciente campeón de la LNF, Atlético La Niña, un choque muy esperado que se disputó como una verdadera final entre quienes fueron los ganadores de los últimos títulos liguistas y congregó a más de mil espectadores.
Como era de esperar, la final fue de mucho estudio entre ambos equipos, que se mostraron cautelosos y expectantes por ver cómo se iban moviendo las piezas en la zona de generación de juego, habida cuenta de los habilidosos volantes con que cuentan ambos equipos.
En los primeros minutos fue el conjunto local quien tuvo mayor iniciativa y poco a poco se fue apoderando de la pelota, aunque bastante lejos del arco defendido por Federico Camiletti.
En los primeros pasajes del capítulo inicial, la aproximación más cercana que tuvo el Santo surgió tras una serie de rebotes y un disparo de maxi García Campos que dio en Matías Ballejos y en Daniel Montenegro, sin complicar la tarea del arquero niñense.
Con el correr de los minutos, Nicolás Vázquez y García Campos fueron perdiendo protagonismo y ambos equipos se repartieron aciertos y errores por partes iguales, hasta que La Niña comenzó a mostrar su oficio a través de los pies de sus jugadores más experimentados.
Los de Porta parecieron despertar definitivamente cuando se jugaban 17 minutos y Daniel “Carreta” González mostró el primer destello de su talento al armar una jugada personal en la que superó sin problemas a Ballejo, y cuando tuvo el arco entre ceja y ceja, disparó suave, sin generar inconvenientes para un seguro Maineri.
Tras esa jugada cambió el protagonismo del juego y el tricolor se paró más arriba, alimentando mejor a Montenegro.
Otra vez Daniel González tuvo en sus pies la oportunidad de abrir el marcador cuando se jugaban 36 minutos y ensayó un disparo desde la puerta del área grande, aunque la pelota se fue por arriba del travesaño.
Tras casi diez minutos muy anodinos y desprolijos, y cuando caía el primer tiempo, llegó un centro llovido desde la izquierda que fueron a buscar los brazos del arquero Maineri y la cabeza de Montenegro. La pelota terminó en el fondo del arco y los tricolores festejaron la diferencia, ante el fuerte reclamo de los jugadores y la parcialidad sanmartiniana, que entendieron que el guardametas tenía la pelota sobre sus manos y fue empujado por “El Titán” en el área chica.
Sobre el final de la etapa el juez bragadense Lencina fue increpado por los jugadores locales, desatándose una polémica que se prolongará seguramente a lo largo de toda la semana, aunque pareció un anticipo legítimo del goleador.
En el inicio del segundo tiempo, La Niña volcó al campo de juego toda su experiencia, queriendo enfriar el trámite, pero la movilidad de los chicos de San Martín, que salieron a buscarlo muy cerca del arco de Camiletti hicieron que el objetivo de Porta no pudiera concretarse.
A los 10 minutos, Bayaut estuvo a tiro de la igualdad y avisó a la defensa niñense, que 8 después pudo sostener la diferencia tras un remate de Borregón, primero, y Bessone, posteriormente, que rebotó en un defensor, cerca de la línea.
San Martín fue mucho más que la visita en este pasaje del partido y mereció largamente el empate, tanto por situaciones como por actitud.
Con el ingreso de Canevari por Borregón, el DT sanmartiniano buscó nuevas alternativas para encontrar la igualdad, pero los buenos desempeños individuales de Manabella y Camiletti impidieron que el marcador se equilibrara, tapando los intentos de Bracco e Ibáñez.
De contra, La Niña lo tuvo en los pies de Montenegro, pero la defensa santa alcanzó a salvar sobre la línea, en los pasajes más atractivos que tuvo todo el cotejo, que fue intenso hasta el final.
Los primeros 90 de la gran final se fueron con algún reclamo de los sanmartinianos y la alegría medida de los niñenses, que se llevaron quizás más de lo merecido en un cotejo que tuvo prácticamente un tiempo para cada uno.
