Sábado 29 de Agosto de 2015

XX JUEGOS MUNDIALES PARA TRASPLANTADOS

Tarjeta roja a la desesperanza

El caso del exárbitro español de fútbol, trasplantado cuatro veces, y que aconsejó a Eric Abidal poco antes de ser operado.

Por Guillermo Blanco y Gabriel Antonielli.

Mar del Plata.- Cuando la enfermedad golpeó la puerta en la vida de Carlos Sanz Hernández lo puso frente a su partido más difícil, no tuvo tiempo de reacción, no hubo ni silbato ni tarjeta que pudiera servir como llamado de atención. La cirrosis producto de la infección crónica con el virus de la Hepatitis “C”, que le diagnosticaron a este árbitro español allá por 1998 cambió su vida dentro y fuera de las canchas, aquellas como el Santiago Bernabéu o el Nou Camp que supo pisar durante sus años como referí profesional. Y quien llegó a aconsejar al entonces futbolista francés del  Barcelona, Eric Abidal, poco  antes de ser trasplantado del mismo órgano.  

Justo a él, un deportista que no sabía lo que era el sabor del alcohol ni el vicio de un cigarrillo, le anunciaban que su hígado había quedado fuera de juego. Su historia ocupó el centro de la escena en la disertación que brindó durante el Congreso Internacional de Medicina Deportiva y Trasplantología que se realizó en el marco en los Juegos Mundiales para Trasplantados que se desarrollan en Mar del Plata organizado por los ministerios de Desarrollo Social y de Salud de la Nación, entre otros organismos.

Desde aquel octubre del 98 en Madrid hasta 2002, Sanz se sometió a cuatro trasplantes, una marca que supo reconvertir en una enseñanza. “No hay personas con esta cantidad de trasplantes que tengan el tipo de actividad que yo hago. Siento que tengo que distinguirme no por ser un hombre récord sino por hacer cosas que nadie ha hecho para servir de ejemplo”, cuenta este español que transcurrió su vida en el arbitraje como asistente entre 1994 y 1998 de la Liga de España, el mejor fútbol del mundo para muchos donde hoy un tal Lionel Messi deslumbra cada semana.

“Cuando me dijeron que me tenían que trasplantar no tenía la menor idea de lo que era, como afrontarlo y sus consecuencias. Por desconocimiento renuncié al arbitraje, luego otro ocupó el lugar y uno desapareció de los primeros planos”, retrata este hincha del Atlético Madrid, quien aún se lamenta por haber tomado aquella decisión con su trabajo ante ese crucial momento de su vida.
 
CONSEJERO DE ABIDAL

Nacido en Zaragoza hace 54 años, Sanz rememora de sus años como profesional la entrañable relación que mantenía con el reconocido entrenador ya fallecido Luís Aragonés cuando éste dirigía los destinos Sevilla, Valencia y Betis, carrera que lo llevó a ser DT de la selección de fútbol de España entre 2004 y 2008.

A su vez, Sanz resalta aquel diálogo con Eric Abidal, defensor francés del Barcelona, en la previa de un encuentro ante el Athletic de Bilbao momentos previos a que el jugador se sometiera también a un trasplante de hígado a comienzos de 2012. “Fui a saludarlo en el túnel de vestuarios antes de la salida de los equipos y conociendo mi historia me preguntó si él iba a poder volver a jugar. Yo le dije que corría un riesgo, que no va a poder ser igual que el resto de los jugadores.

Por fortuna pudo seguir jugando un tiempo y fue feliz, aunque luego se dio cuenta que ese ritmo no lo iba a poder sostener”.

En medio de la charla en el Salón Colón del Hotel Hermitage que deparó esta nota, el exreferí se permite recordar aquel partido que le tocó supervisar como veedor de la Federación Española de Fútbol entre los equipos de Terraza y Hércules por la fase de ascenso a segunda división que marcaría la fecha de su último trasplante: 2 de junio de 2002.

“Estaba en lista de espera y le avisé a mi médico que tenía que viajar a supervisar este partido. A los 20 minutos de comenzado el encuentro me llama por teléfono para decirme que había un donante y esa noche me trasplantaban. ‘Recién comienza el partido, hasta que no termine no puedo ir’, le contesté. En el entretiempo coordiné un taxi para ir al hospital cuando terminara el encuentro y en el trayecto me comuniqué con mis amigos y familiares para avisarles que me operaban. Eso sí, terminé el informe durante el viaje como si fuera un día más en mi vida”, recrea este simpático aragonés.
 
ATLETISMO Y NATACIÓN, EL CAMINO DE LA SUPERACIÓN

Las operaciones alejaron a Sanz de su profesión pero no del deporte. Ya recuperado y con sus trasplantes a cuestas se dedicó al atletismo, disciplina en la que fue campeón mundial, europeo y latinoamericano. Sin embargo el debilitamiento de los huesos provocado por la medicación diaria para evitar el rechazo del órgano trasplantado derivó a que en 2005 y 2008 le colocaran dos prótesis de caderas, lo que le impediría seguir corriendo.

En su afán de seguir con la práctica deportiva se volcó a la natación y bajo el agua mantuvo la cosecha de logros hasta 2010 y su misión más importante: difundir que el deporte es un ámbito de mejoramiento y superación para la persona trasplantada.

Actualmente, este ex árbitro lleva adelante la fundación con su nombre cuyo objetivo es concientizar a la sociedad sobre la importancia de la donación de órganos al tiempo que realiza travesías para generar conciencia sobre deporte y trasplante, como su llegada al campo base del Everest en 2013.


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