Lunes 10 de Octubre de 2022
Barroso dejó un profundo reconocimiento a la dirigencia y a los productores
Fue en el marco del almuerzo inaugural de la muestra, y luego de recorrer la misma.
El Intendentemunicipal de Nueve de Julio, Mariano Barroso, recorrió el sábado por la mañana la 125 Exposición Rural de Nueve de Julio, acompañado del secretario de Gobierno, Víctor Altare, y concejales.
El jefe comunal tuvo un contacto directo con los expositores comerciales, industriales y representantes de instituciones que presentaron sus stands, y recorrió el amplio espacio que el municipio dispuso para este evento, con una carpa informativa y la pista de Educación Vial Infantil.
Tras ello, el titular del Ejecutivo municipal, participó del tradicional almuerzo inaugural de la muestra, instancia que fue presidida por el presidente de la Sociedad Rural, Fernando Mato y por miembros de la Comisión Directiva. Acompañaron el secretario de CARBAP, Ignacio Kovarsky; los diputados provinciales Luciano Bugallo y Mauricio Vivani; el secretario de Gobierno, Víctor Altare; el presidente del HCD, Horacio Baglietto; el presidente de la Cámara de comercio e industria Luis Valinoti, y autoridades de la regional AAPRESID.
EL MENSAJE DEL INTENDENTE EN EL ALMUERZO INAUGURAL
“Esta 125 Exposición Rural y estos 125 años de la Sociedad Rural de 9 de Julio, deben remontarnos, naturalmente, a sus orígenes, a la visión de sus fundadores y de aquellos productores y vecinos que apostaron por un desafío muy fuerte, como fue el de dar vida a una institución que los representara en una ciudad que transitaba recién sus primeras décadas de vida.
Pero más allá de este reconocimiento a quienes pusieron la piedra fundamental de la Sociedad Rural de 9 de Julio, y que con su legado hicieron que su ejemplo de trabajo fecundo y esfuerzo permanente fuera un faro que guía a las nuevas generaciones, hoy quiero detenerme especialmente precisamente en ellas: en estos dirigentes, productores y hombres de campo, tan identificados como aquellos pioneros con el quehacer agropecuario.
A muchos de ellos los conocí en otros duros tiempos, tal como seguramente lo han sido los fundacionales y lo son los actuales: la lucha por aquella recordada Resolución 125, el paro del campo que apoyó toda la ciudadanía allá por el año 2008, y que fue una bisagra para que dejen de avasallarse algunos de sus derechos; pero que, además, principalmente; fue el eslabón que terminó de unir al campo con la ciudad.
A esta generación de dirigentes ruralistas, a sus colaboradores y a todos los que de una u otra forma son parte de la Sociedad Rural de 9 de Julio, la misma comunidad que los apoyó debe estarles hoy muy agradecida, ya que el rol de esta institución fue muy valioso en otra de las etapas más difíciles que nos ha tocado de vivir no solamente a los argentinos, sino a la humanidad en general como ha sido de la pandemia.
Esta institución, junto a muchas otras, fue una de las primeras en ponerse a disposición de nuestra gestión para afrontar el temor de lo desconocido: a este virus que llegó para cambiar nuestras vidas y nuestras costumbres, y que, si bien hoy resulta difícil de sobrellevar, sobre todo para quienes han perdido seres queridos; hubiese sido imposible de afrontar sin el apoyo no solo económico, sino logístico, solidario y fundamentalmente desinteresado de todos los ruralistas.
Y hoy, aquí estamos nuevamente, ante un nuevo desafío, como los mencionados y como tantos otros que ha afrontado el campo y su gente, para seguir apostando a la producción y desafiar políticas que no hacen más que atacarla e impactar negativamente en las economías regionales, desconociendo el motor que las mismas significan para el interior.
Por eso, en esta jornada inaugural de la 125 Exposición Rural de 9 de Julio, propongo dejar de lado los discursos formales y acartonados, y simplemente, instarlos a que me acompañen en un sincero, afectuoso y fundamentalmente merecido reconocimiento a todo el sector agropecuario, que a lo largo de su historia ha sido ejemplo de trabajo, de abnegación y de constancia; pase lo que pase y llegue lo que llegue; cayéndose y levantándose las veces que sea necesario, pero con la seguridad plena de que ese esfuerzo es el mejor reflejo que pueden dejar no solo a sus descendientes, sino a toda una ciudadanía, a todo un país”.
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