Miércoles 10 de Julio de 2013
La disponibilidad física sería suficiente, pero la calidad impondría restricciones.
La magra cosecha de trigo 2012/13 fue producto de una baja intención de siembra, motivada principalmente por la necesidad de evitar mercados intervenidos. Ese mal arranque se complicó con excesos de lluvias que dieron lugar a rendimientos muy bajos, similares a los de la década del 80, y a la peor calidad comercial de los últimos 15 años. Sin embargo, la campaña no se puede considerar aisladamente, sino en un contexto más amplio, que comenzó en 2007, momento a partir del cual la intervención oficial en el mercado a través de precios máximos, ROE y cupos para la exportación provocó distorsiones de precios e imposibilidad de venta de la producción en distintos momentos del año en varias campañas. Esa inseguridad en la comercialización y la generación de precios con fuertes descuentos respecto de la paridad internacional, desalentaron la siembra del cereal, hasta llegar a los 3, 6 millones de hectáreas en 2012, contra 5-6 millones que se venían implantando en los años previos a la intervención.
¿Alcanzan las existencias actuales para abastecer al consumo interno hasta que ingrese la nueva cosecha? En el siguiente informe, preparado por Globaltecnos SA para los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) se intenta dar respuesta a ese interrogante, a partir del análisis de los distintos factores intervinientes.
MALA CALIDAD DEL TRIGO
La producción de trigo 2012/13 habría sido de 9,1 millones de toneladas según el Minagri y de 9,6 millones según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Este volumen permitiría contar con un pequeño saldo excedente, de 715.000 a 1.230.000 toneladas según fuente, luego de abastecer al consumo interno y a las exportaciones, antes del ingreso de la próxima cosecha.
Sin embargo, en el análisis de la campaña de trigo hay que considerar el factor calidad. Además de haberse obtenido una magra producción, la calidad resultó baja. Hay muchas partidas fuera de estándar, sobre todo en Entre Ríos, Sur de Santa Fe y norte, centro y sudoeste de Buenos Aires. Presentan grano de bajo peso hectolítrico y otros problemas, lo cual determina que no todo el trigo existente sea apto para molinería. Estas partidas deberían ser mezcladas con otras para "estirarlas" y alcanzar aptitud panadera. También hay que considerar los lotes con alta presencia de Fusarium, que no se podrán usar por no ser aptos para el consumo humano.
No obstante, es muy poco probable que haya en el mercado una cantidad suficiente de trigo de alta calidad para mezclar con el que se encuentra fuera de estándar. Los análisis de laboratorio muestran que no hay Grado 1 en la mercadería cosechada. Es decir, el trigo que se encuentra dentro del estándar no tiene capacidad de mejorar una partida mala.
No se puede acusar a los productores de especuladores y de que conservan trigo sin vender, porque los altos precios de las últimas semanas impulsaron a liquidar los saldos remanentes tras la cosecha. Ningún buen empresario agrícola se quedaría con trigo pudiendo comercializarlo hoy a un valor equivalente al doble de lo que se ofrece para fin de 2013.
OBJETIVO OCTUBRE
El gran desafío para la cadena triguera es llegar a la nueva cosecha. A fines de octubre se podría contar con los primeros lotes del norte del territorio, y algunos días antes se podría conseguir mercadería en Paraguay.
Sin embargo, para la primavera falta mucho tiempo y el norte argentino ya ha sido afectado por la sequía reduciendo fuertemente el área implantada. Entonces, para que el balance cierre, o se disminuye el consumo o se busca mercadería que aporte volumen y calidad para mejorar lo existente, o las dos cosas.
¿Una suba de precios puede provocar una disminución del consumo? Las leyes de oferta y demanda así lo indican, pero hay que tener en cuenta que la demanda de alimentos es muy inelástica y sólo se puede esperar un efecto moderado de racionamiento en un producto como el pan.
Si se quisiera aportar al balance desde la oferta, la fuente disponible más cercana sería Uruguay, aunque el aporte sería acotado porque los agricultores también finalizaron la campaña con mermas de rendimiento y problemas de calidad. Para mayores volúmenes y calidades, entonces, habría que pensar en las fuentes del hemisferio Norte, como EE.UU o los países del Mar Negro, que están comenzando la cosecha en estos días con volúmenes importantes que ingresan al mercado internacional. Estamos, en síntesis, en la encrucijada de la importación o de la panificación de trigo no apto para el consumo humano por contaminación con Fusarium.
CONCLUSIONES
Diversos factores llevaron a la inédita situación actual de la cadena del trigo:
- La política de intervencionismo generó una disminución importante del área sembrada con trigo en los últimos años.
- En ese contexto, el clima potenció el problema generando caídas en los rendimientos y producciones de baja calidad, haciendo más difícil el cálculo de cuanto trigo argentino se encuentra en condiciones estándar.
¿Es esto razón suficiente para que el trigo llegue a valer 450-500 U$S por tonelada? Desde el mercado se puede afirmar que el precio actual no tiene lógica. Se podría solucionar la escasez importando mercadería. El precio del trigo en Uruguay es de 280 dólares por tonelada. En caso de importar desde el Hemisferio Norte, los precios en la Argentina serían 395 dólares por tonelada trayéndolo desde el Golfo de México y 350 dólares desde los países que rodean al Mar Negro.
Una dificultad adicional en esta crisis es el manejo de la información. En situaciones en las que las cuentas se presentan muy ajustadas, disponer de información precisa tiene un valor económico muy elevado. Los productores informan sus stocks en forma muy detallada y cada operación comercial también es registrada. Sería muy sano que el mercado cuente con esta información.
Prensa Sociedad Rural 9 de Julio