Lunes 16 de Septiembre de 2024
CIENTIFICO NUEVEJULIENSE EN EE.UU.
Fue premiado por desarrollar la vacuna argentina contra el COVID
Se trata de Juan Manuel Rodríguez, conocido por sus familiares, amigos y allegados como “El Topo”. El biólogo nuevejuliense encabezó la investigación de la vacuna ARVAC y recibió en Florida, en nombre de todo su equipo, el premio a la Investigación en Vacunas en la Conferencia sobre Salud Global de las Américas 2024.
El hecho constituye todo un hito para la ciencia argentina que, desde hace décadas, está relegada del mundo.
Juan Manuel, o El Topo, reside en 9 de Julio pero trabaja para el laboratorio Cassará como jefe del Área de Investigación y Desarrollo en Biofármacos. Allí y desde el 2020 encabeza al grupo de colaboradores que creó y desarrolló la vacuna argentina contra el COVID-19 (ARVAC) y que continúa desarrollándose de acuerdo a la evolución del virus.
En diálogo con FM Radio Arco Iris aseguró que “el premio fue al trabajo completo que implicó y a que pudimos desarrollar todas sus etapas- que son muy complejas-, hasta lograr que sea aprobada por nuestra autoridad regulatoria nacional para que finalmente se comercialice. Eso fue el resultado del esfuerzo coordinado y sostenido en el tiempo entre instituciones públicas y privadas argentinas, los centros de investigación clínica que participaron-que no hay muchos- y, por supuesto, gracias también a la ayuda de todos los voluntarios que participaron de las pruebas clínicas”.
La investigación comenzó a fines del 2020 -en el último período de la pandemia - cuando un grupo de investigadores de la Universidad de San Martín liderado por la Dra. Juliana Cassataro, el Dr. Diego Álvarez y las Dra. Pasquevich y Coria realizaron la puesta a punto de metodologías analíticas para estudiar distintos antígenos del virus SARS-CoV-2 , proteínas que tiene el virus. Y comenzaron con el deseo de desarrollar una vacuna “pero es prácticamente imposible lograrlo y que el producto se pueda autorizar desde una universidad pública- aclaró el biòlogo-. Se necesitaban estructuras y laboratorios muy especìficos y preparados para el desarrollo farmacéutico”.
A partir de allí iniciaron varias búsquedas hasta llegar al laboratorio Cassará y se encontraron con el grupo de investigadores que lidera Juan Manuel Rodriguez.
Actualmente la vacuna ARVAC no está incorporada al calendario oficial a pesar que la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn) ya lo recomendó. Sería una posibilidad además que la ARVAC se aplique junto con la vacuna de la gripe. “Hoy sólo se puede acceder a ella solicitándola a las farmacias o en los vacunatorios privados - aclaró Rodríguez -. Nosotros deseamos que se incluya en el calendario oficial, sería como el cierre de todo el proyecto puesto que además parte de la investigación fue subsidiada por el ministerio de Ciencias y de alguna forma, devolveríamos a la sociedad parte de este esfuerzo”.
Mientras que el reconocimiento nacional se hace esperar, llegó el extranjero el 4 de septiembre pasado cuando la Universidad norteamerica de Florida entregó al biólogo nuevejuliense y líder del grupo de desarrollo, el premio a la Investigación en Vacunas en la Conferencia sobre Salud Global de las Américas 2024.
Diferencias entre la vacuna argentina y otras: menos efectos adversos
Una de las características más peculiares es que la vacuna ARVAC “no utiliza el virus atenuado o inactivado. No contiene material genético puesto que se logra a partir de un antígeno recombinante: es una parte de una proteína del virus que la producimos en un sistema que es a partir de una línea celular en la que se le coloca el gen de interés y se produce en reactores. Luego, esa proteína se purifica. Entonces obtenemos una proteína aislada que se combina con un adyuvante. Esa es nuestra formulación” pero “esas proteínas se van cambiando a medida que la OMS recomienda una nueva actualización, lo que implica un esfuerzo muy grande. Desde su desarrollo nunca dejamos de trabajar porque siempre hay que adecuarla y a tiempo”, subrayó.
La vacuna está elaborada “de manera similar a la de la Hepatitis B -que se da a los recién nacidos- con una tecnología que se utiliza desde hace 30 años y utiliza un adyuvante con un registro histórico sin presentar inconvenientes. Nuestra vacuna es una plataforma muy conocida, muy definida y controlada. Obtenemos el antígeno en este sistema de células y reactores, y se presenta al cuerpo humano listo para generar la respuesta inmune”, detalló.
Luego aclaró que “las otras vacunas que hemos recibido durante la pandemia requieren de nuestras células del cuerpo para generar el antígeno y esa etapa es menos controlada. No entregan el antígeno listo como en la nuestra”.
Por ello aseguró que “es menos reactogénica. Cuando uno hace una comparación en nuestra vacuna se ven menos efectos adversos como fiebre entre otros. Todos esos efectos están muy disminuidos”, aclaró.
Los esfuerzos continúan
Pasó la pandemia pero el virus aún persiste y sus mutaciones demandan que continúen estudiando y adaptándola a los nuevos cambios. “El virus nunca dejó de evolucionar y, de acuerdo a su tipo de genética, tiene cambios y esos cambios hacen que pueda evadir la respuesta inmune previa que se generó con vacunas previas o infecciones previas. Por eso esas proteínas se deben ir actualizando a medida que la OMS lo recomienda, lo que implica un esfuerzo muy grande. Desde el área de desarrollo nunca dejamos de trabajar porque siempre hay que adecuarla y a tiempo”, reiteró.
Es posible en cualquier lugar
Rodríguez aseguró que este tipo de vacunas “se pueden producir y elaborar en muchísimos países porque existen infinitas capacidades para elaborar proteínas recombinantes y, justamente es por ello, que insistimos en este tipo de plataformas. Sería una manera bastante más sencilla para que los países de menores recursos pudieran acceder también fácilmente a las vacunas”.
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