Lunes 13 de Noviembre de 2023
CELEBRACIÓN POR EL BEATO CARDENAL EDUARDO PIRONIO, PROFETA DE ESPERANZA
Mar del Plata también se adhiere a la alegría Cristiana
El Administrador Diocesano, Pbro. Luis Albóniga, junto al clero marplatense y toda la comunidad dieron gracias a Dios por la Beatificación del Venerable Siervo de Dios, Eduardo Cardenal Pironio, que se realizará el 16 de diciembre en el santuario Basílica de Lujan.
La Misa se realizó esta tarde en la Iglesia Catedral de Mar del Plata y toda la diócesis expresó su alegría por la beatificación del Cardenal Pironio ya que su vida, espiritualidad y testimonios en su paso como obispo de la Diócesis de Mar del Plata, nos ha dejado un profundo legado.
HOMILÍA
La prédica estuvo a cargo del Pbro. Pablo Etchepareborda, párroco de San José de Balcarce, que estuvo en el comienzo del ministerio episcopal de Pironio en Mar del Plata en 1972 siendo un niño de 14 años.
El Padre Pablo presentó al Beato con el apelativo como lo llamaban sus amigos: “el Monse”, y lo definió como “AMIGO de Dios para los hombres; un PASTOR que ama y se entrega por su pueblo; un PROFETA de esperanza”.
Pironio es “el amigo de Dios para los hombres y el amigo de los hombres para Dios”.
La actividad apostólica brota de la contemplación y en una vida enraizada en el Señor, porque “un verdaderocontemplativo tiene una fuerte intuición para descubrir el paso del Señor en la historia y comunicar a los otros su presencia: «Es el Señor»”. Los tiempos difíciles deben estar penetrados por la profundidad de la contemplación. Ella hace ver a lo lejos y en profundidad.
“No hay más que una espiritualidad cristiana, la de realizar plenamente el evangelio; no hay más que una vocación definitiva: la de ser santos. Arranca en el bautismo y desemboca en la perfecta similitud con Cristo. La santidad es más tarea de Dios que esfuerzo del hombre. Al cristiano se le exige Fidelidad al Evangelio.”
Pironio era un “Hombre despojado de si para dar cabida al Espíritu”
El P Pablo nos recuerda que cuando Pironio se despide de la diócesis de Mar del Plata dice: “¡Cómo gocé visitando las comunidades locales y los pueblos, celebrando la Eucaristía y hablando de Dios, escuchando a los sacerdotes, animando a las religiosas, recibiendo el cariño, el dolor y la esperanza de la gente sencilla, creyente y buena!”. La acción pastoral auténtica brota de haber contemplado y haber sido enviado al mundo, como el Hijo y el Espíritu santificador.”
Pironio tenía la sensibilidad de pastor. Cristo nos habla, en su Evangelio, del “Buen Pastor”. Yo quisiera ser eso entre ustedes, decía Pironio. Es mi alegría, mi seguridad y mi compromiso. ¡Cuántas veces hemos meditado
entre nosotros y explicado a los demás el sentido de está Parábola! ¡Cómo se nos hace fuerte y serena esta tarde su exigencia!
Pironio fue un verdadero “Profeta de Esperanza”, y recordó sus palabras: “El profeta es un hombre poseído
fuertemente por el Espíritu que anuncia con fidelidad y coraje, en el lenguaje de los hombres las innumerables maravillas de Dios. Hay gestos proféticos (trabajo evangélico con los pobres), hay palabras proféticas (“no te es lícito ...” Mc 6, 18; denunciar el mal).”
Pironio siempre invitaba a todos los creyentes a asumir la historia y transformarla para que se haga presente el Reino aquí en la tierra, teniendo siempre muy presente la tensión escatológica. Nuestros hermanos, los hombres, tienen derecho a que esperemos contra toda esperanza y nos convirtamos en constructores positivos de la paz, comunicadores de alegría y verdaderos profetas de esperanza
Pironio es el pastor que se deja herir por las realidades que vive junto a su pueblo. Le duele la injusticia, la violencia, el egoísmo, las mezquindades de los políticos de su pueblo.
Pironio sufrió y acompañó a los identificados con la Cruz de Cristo por las torturas, las desapariciones, las muertes. Sufrió por la Iglesia y por los problemas que vivían, contradicciones, bandos, difamaciones. Sufrió pero siempre acompañó paternalmente a las víctimas, rezó por ellas y cuidó de los que están doloridos.
Para concluir el Padre Pablo dijo: “Yo quisiera que esta Iglesia Particular de Mar del Plata fuera de veras la Iglesia de la Pascua: Iglesia de cruz y de esperanza, de donación y de servicio, de testimonio y Profecía, de salvadora comunión en el Espíritu”.
Su homilía finaliza con una invocación a la Virgen de Luján, para que “ella nos enseñe a recibir a Cristo y a entregarlo. Que nos enseñe a descubrir el problema de los hombres y a salvarlos. Que nos enseñe, sobre todo, a engendrar en el silencio la Palabra, a abrazarnos con serenidad a la Cruz, y a ser dóciles a la conducción del Espíritu”.
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