Jueves 4 de May de 2023

​ EL VATICANO ANALIZA UN PRESUNTO MILAGRO

Monseñor Pironio, más cerca de la beatificación

Se trata de la curación de un bebé de 15 meses que ingirió purpurina. Los padres afirman que se sanó por la mediación del religioso nuevejuliense.

El camino hacia la beatificación de Eduardo Pironio, exobispo de Mar del Plata en la década del ’70 del siglo pasado, tendrá un paso crucial este jueves, cuando la junta médica del Vaticano evalúe un -por ahora, presunto- milagro atribuido a su figura: la curación de un bebé de 15 meses. Si el veredicto resulta favorable, el cardenal fallecido en 1998 se sumará a la lista de los quince beatos argentinos.

La historia que analizan los expertos vaticanos comenzó en 2006. El viernes 1º de diciembre Juan Manuel Franco, por entonces un bebé, tragó y aspiró purpurina. “Lo primero que atiné fue hacerle upa y sacarle todo el polvo que tenía. Pero la iluminación me dijo que tenía que llevarlo a la clínica”, contó Laura, su mamá, en diálogo con La Capital.

La situación comenzó a empeorar a los pocos minutos: Juan Manuel no podía respirar. El médico Marcelo Sigismondi les dijo a Laura y Mariano, el papá de Juan Manuel, que no había antecedentes de supervivencia ante este tipo de intoxicación.

“En estos cuadros, lo que aspirás va a los pulmones y eso genera una neumonía química. Por más que respires, el oxígeno no entra. Del 1 al 10, nuestro hijo estaba en 0,1, según nos decían”, relató Mariano.

El niño fue trasladado de la Clínica 25 de Mayo al Hospital Materno Infantil. “Si saben rezar, recen”, les dijo el pediatra a los padres. Juan Manuel fue ingresado a terapia intensiva y luego le indujeron el coma con asistencia respiratoria.

Al día siguiente del episodio, el sábado 2 de diciembre, Laura y Mariano participaron el sábado de la Marcha de la Esperanza, que fue creada por Pironio y tiene entre sus paradas la parroquia del Hospital Materno Infantil. Allí se encontraron al padre Silvano de Sarro, sacerdote de la parroquia San Antonio de Padua, que, al enterarse de la situación, les entregó una estampa del exobispo de la ciudad entre 1972 y 1975.

Sentados en la sala de espera del hospital, a la mañana del día siguiente leyeron la biografía de Pironio, que los impactó. La madre del que luego sería cardenal estuvo muy enferma después de tener a su primer hijo y los médicos le dijeron que no podía volver a quedar embarazada porque corría riesgo de vida. Ella, afligida, se fue a confesar con un obispo de La Plata, que le pidió que le rezara a la Virgen de Luján, y le dijo: “A veces los médicos se equivocan”. Finalmente, tuvo 22 hijos y el futuro obispo de Mar del Plata fue el último.

“Era la frase que necesitábamos escuchar”, remarcó Laura. “Nos dio la fuerza que nos faltaba para ponernos de pie: empezamos a creer que Juan Manuel iba a volver a casa”, coincide Mariano. Acto seguido, leyeron la oración en la que le pidieron a Pironio que su hijo pudiera sanar.

En paralelo, un grupo de familiares llevó ese mismo día una muestra de sangre al Hospital de Niños de La Plata para analizar los metales que tenía Juan Manuel en la sangre. Y, en base a eso, determinar qué tratamiento necesitaría.

A las pocas horas de haber recitado la oración, el panorama comenzó a mejorar.

El estudio en La Plata arrojó que el niño no tenía elementos tóxicos en sangre. El progreso fue día tras día: lo sacaron del coma, se despertó y comenzó a comer.

“El 3 de diciembre es la fecha de cumpleaños de Pironio, el 5 es su ordenación. Ese lapso coincide con el progreso de Juan Manuel. Los médicos tenían anotado en la historia clínica el cuadro de nuestro hijo. Y en esos primeros días decía ‘grave’. El lunes 4 de diciembre, a las 11am, figuraba ‘leve mejoría’. En ese momento leímos la oración”, revelaron Laura y Mariano al portal marplatense. Juan Manuel recibió el alta el 13 de diciembre, sin secuelas a nivel respiratorio, neurológico o hepático.

Hoy el “niño del milagro” es un adolescente que cursa el último año de la secundaria. Además, estudia para ser chelista, algo que tomó de sus progenitores, que son profesores de música.

Mientras tanto, la familia participa todos los años de la Marcha de la Esperanza y suele visitar la Basílica de Luján, donde se encuentran los restos de Pironio.

“Para nosotros no es tan especial que Pironio sea beatificado porque a Juan Manuel ya lo tenemos, pero de alguna manera es devolver algo de lo que nos dio. Subirlo a los altares, que podamos rezarle todos. Y también como testimonio: sirve para gente que pasa momentos límite. La fe tiene una fuerza poderosa. Ese es el mensaje”, sostuvieron Laura y Mariano.
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