Sábado 16 de Septiembre de 2017
PARROQUIAS Y TEMPLOS - CARLOS TEJEDOR
Dedicación de la iglesia parroquial de Carlos Tejedor
El Obispo de Nueve de Julio celebró la misa de Dedicación del templo recientemente refaccionado y cuyo patrono es San Juan Crisóstomo, el miércoles 13 de septiembre en dicha localidad que forma parte de nuestra Diócesis.
La celebración litúrgica tuvo lugar el miércoles 13 de septiembre en la que participaron el cura párroco R.P. Juan de Dios, el R.P. Mariano de Jesús, autoridades y numerosos fieles.
En su homilía, el obispo explicó que, aunque el templo lleva muchas décadas en funciones, la dedicación viene a culminar toda una historia y conjunto de refacciones, constituyendo definitivamente a ese lugar en un espacio sagrado para el culto a Dios, para las celebraciones litúrgicas de los sacramentos y para la oración personal.
Recordó que los primeros cristianos llamaban al templo “Casa de la Iglesia” (en latín, “domuseclesiae”) y subrayó que la Iglesia viva y verdadera no son, en primer lugar, los edificios sino la comunidad de los fieles unidos en la fe y el amor. Por eso mismo exhortó a los fieles tejedorenses a seguir haciendo de su iglesia parroquial un lugar de encuentro fraterno y espacio desde el que se proyecte una “Iglesia en salida”, auténticamente misionera, tal como insistentemente nos enseña el Papa Francisco.
Por otra parte recordó que “consagrar el templo nos recuerda que Dios esta habitando en medio de nuestra ciudad, que está en su casa, en medio de todos nosotros”. Por eso instó a los fieles a mantener la tradición, que nos enseñaron de niños, de hacerse la señal de la cruz cada vez que pasen ante él. “Este templo material debe hacernos reflexionar que cada uno de nosotros somos también hogar y templo de Dios: porque él habita en nuestro interior. Y así como hemos embellecido el templo material, así debe estar también nuestro corazón”. Para ello debemos procurarse quitar de nuestro corazón de todo sentimiento y deseo malo que ensucia el alma. Y debemos procurarlo embellecer con las virtudes cristinas de humildad, mansedumbre y misericordia”.
Por último exhortó a los fieles a tomar “conciencia de que son el templo de Dios y para que puedan encender el fuego de amor y convertirse en luz para disipar las ti-nieblas del pecado”.
Los ritos de este acontecimiento litúrgico contienen un rico y expresivo simbolismo que manifiesta la función y el cometido que tiene un lugar sagrado en la vida de los creyentes. El más significativo de todos fue cuando el Obispo consagró las cruces empotradas en los muros de la Iglesia. Lo hizo con el mismo aceite perfumado utilizado en el bautismo, la confirmación y las consagraciones sacerdotales (el Santo Crisma), significando así que ese lugar es espacio exclusivo para el encuentro de fe entre Dios y su pueblo.
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