Jueves 8 de Agosto de 2013
Detalles de la experiencia vivida.
Queremos compartir con toda la Comunidad de 9 de Julio que nos ha acompañado en la Novena y especialmente en la Fiesta de Nuestra Madre del Carmen, lo vivido esos días previos y lo que nos dejó esta experiencia.
Ha sido un regalo cada día las celebraciones de las Misas como una vivencia de estar reunidos en torno a Jesús Eucaristía como Comunidad: monjas, pueblo y Sacerdotes expresando con alegría nuestra fe.
Para cada día había un tema inspirado en el Documento "Navega Mar adentro" que los celebrantes lo comentaban junto con la Palabra de Dios del día, iluminándonos y animándonos a vivir nuestro compromiso cristiano como discípulos- misioneros.
También nos alegró ver la participación diaria de nuestra gente: tan numerosa y gozosa, que nos hicieron experimentar la fraternidad y el ser familia en comunión. Cada día fue una fiesta que terminaba en un abrazo fraterno espontáneo como adelantando la gran fiesta del 16.
El día 15 hubo un taller en el Monasterio como preparación inmediata para todos los que iban a recibir el Escapulario de la Virgen del Carmen animado por el Carmelo Seglar, al que acudió un numeroso grupo interesados en conocer el sentido y significado de este signo de protección de la Virgen y de pertenencia a la Familia del Carmelo.
El día 16 amaneció con un sol radiante como presagiando un día luminoso lleno de gracia para todos los que participaríamos - en la tarde - de la Fiesta, y como broche de oro de todo lo vivido en la novena: espíritu de júbilo, comunión y fraternidad que pusimos en manos de la Virgen para que Ella lo extienda para todos los hermanos.
Al bendecir su imagen en el atrio de la Capilla y luego entrar en procesión con velas encendidas para celebrar la Solemne Misa, saboreamos un fuerte momento mariano y eclesial, como pueblo siempre en camino llevando en alto la luz de la fe, encendiéndonosla unos a otros. Por estar viviendo este especial año de la fe, volvimos a encender nuestras velas al rezar juntos el Credo.
Otro momento significativo fue al imponer los Escapularios, donde más de 60 personas lo recibieron por primera vez con júbilo y emoción. Todos los demás renovamos nuestro compromiso de llevarlo siempre sobre nuestros hombros dispuestos también a cargar sobre nuestros hombros al hermano necesitado haciéndonos cargo unos de otros como familia.
Bajo el amparo de María, Madre del Carmelo queremos seguir siendo presencia de comunidades donde todos se encuentren con Cristo, saliendo de nosotros mismos y gestando espacios orantes y fraternos abiertos a todos: animados por el Espíritu, firmes en la esperanza, con entrañas de misericordia, en comunión, con fervor misionero, en la entrega cotidiana, sin excluír a nadie, donde lo de cada uno sea de los demás para ser Iglesia Familia de puertas abiertas donde Dios Padre siga escribiendo su Historia de Amor.
Gracias a todos y Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu por la Madre que nos entregó.