Martes 17 de Septiembre de 2019
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Gracias eternas, maestro
Julio, pensé mucho antes de escribir estas líneas. Varias personas que te conocieron más que yo, tuvieron la fortuna de tener tu amistad, han puesto en palabras el dolor que nos deja tu partida.
El destino quiso que me tocara comenzar en el periodismo gráfico teniéndote como Jefe de Redacción. Cierro los ojos te veo con tu polera cubriéndote la garganta y el cigarrillo encendido, preparando el “mono” para la edición dominical del diario.
Te miraba y escuchaba cada comentario que hacías mientras escribías, tratando de aprender algo de una tarea que era nueva para mí.
Hasta que una noche me miraste y me dijiste “¿te animás a hacer la crónica?”, y de manera inconsciente dije “si”. Jugaba Atlético 9 de Julio en Pehuajó por el Torneo Argentino C. Cuando terminé y le avisé que estaba listo el informe, vino y se sentó a mi lado, leyó, agregó algún acento y alguna coma, y la nota salió como la había escrito. Ese momento fue como esperar la nota de un final y ver la cara del docente cuando está corrigiendo… y en este caso, el maestro me había aprobado.
Compartimos la pasión por el automovilismo, también el destino quiso que nos cruzáramos. Fuimos parte del equipo de AM 1560, Radio 9 de Julio, que transmitió las últimas competencias de TC en el autódromo de 9 de Julio, junto a Jorge Hankins y Claudio Raffaeli, con quien te has reencontrado el viernes.
Me quedan muchos recuerdos, lindos recuerdos, anécdotas, enseñanzas y un profundo y sincero respeto y admiración.
El viernes volviste a elevarte, como lo hiciste muchas veces en el avión de Carburando, pero esta vez mucho más alto, desde allí, no tengo dudas que vas a seguir cada carrera, mientras suena un tango y el humo sale del cigarrillo que descansa en un cenicero que te acompaña.
Cada vez que me encuentre frente a un teclado o un micrófono, trataré volcar tus enseñanzas, tus consejos, sin dejar de reconocer que seguramente fui tu peor alumno. Se que desde donde te encuentres, sabrás hacerme llegar algún consejo oportuno.
Dejaste esta vida pero no moriste. Vas a estar vivo, presente, en cada reunión de amigos, donde se recuerden tus miles de anécdotas, y volverás a alegrarnos, dibujando una sonrisa cargada de nostalgia y con un dejo de tristeza por lo momentos que no se repetirán.
Gracias eternas, maestro.
Hasta que nos volvamos a encontrar, Julio.
Guillermo Rocca
DNI 24.742.309
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