Miércoles 3 de Julio de 2019
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A 45 años de aquella jornada de congoja y desasosiego
A 45 años de su muerte, aun hoy, cuesta asumir como un hecho inapelable su desaparición física del escenario político argentino.
Durante 30 años -acaso desde que se hizo cargo de la Secretaria de Trabajo y Previsión, en el mes de noviembre de 1943- Juan Domingo Perón fue el protagonista más notorio e influyente de la vida Nacional.
Su prédica a favor de los desposeídos, de la dignificación de los sectores más humildes de la población, basamentaron una filosofía que trascendió vastamente las fronteras del país y cuyas consignas infundieron fe, solidaridad y coraje a quienes pugnaban por la justicia social, su principal objetivo.
“Nuestra revolución social tendría poca razón de ser si no pudiésemos cumplir lo que nos propusimos al ponerla en marcha. Uno de sus postulados sobresale por su importancia de todos los demás: la Justicia Social”, había dicho precisamente desde su flamante secretaria el 26 de Noviembre de 1944.
El fiel cumplimiento de esta premisa signó su actuación pública y lo convirtió en uno de sus máximos adalides en todo el mundo: en lo que va de los dos siglos ninguna otra personalidad argentina, -cualquiera haya sido su órbita de acción- alcanzó tan alto grado de reconocimiento fuera y dentro del país.
Hoy, su coherencia de principios, se erige en un símbolo al que los argentinos deben, necesariamente, recurrir: si la unidad es requisito indispensable para no recaer en sometimientos -un aserto que no tolera dudas- esta dramática coyuntura argentina y latinoamericana solo podrá superarse con serenidad y sensatez, atributos que identifican a quienes forjan la paz y grandeza del país bajo el pleno imperio de sus instituciones.
En la tarde del 1° de Julio de 1974, el país ingresaba en un cono de desasosiego: solo la intensidad del entusiasmo y la adhesión que encendía su presencia, son comparables a la enorme congoja que abría su desaparición física, algo que todavía cuesta admitir y que representa la ratificación póstuma de la inigualada magnitud del liderazgo que ejerció Juan Domingo Perón.
Carlos E. Kenny
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