Lunes 20 de Octubre de 2014
Cirque XXI es un circo joven de espíritu que ha sabido de preservar la atmósfera clásica de estos espectáculos, y está en nuestra ciudad.
Payasos, malabaristas, trapecistas, equilibristas y hasta un niño que se anima a rodar por las alturas con su bicicleta, son las atracciones de esta propuesta.
Además, el espectáculo cumple con la preceptiva de las organizaciones defensoras de animales. El Cirque XXI no tiene leones, osos o elefantes en el show. Sólo unos enormes animadores capaces de caminar sobre una pelota gigante sin caer al vacío y de ofrecer un interesante espectáculo.
Pleno de talento, presenta en más de una hora y media de función varias atracciones: un malabarista sumamente hábil que manipula una decena de aros en simultáneo, o se vale de la luz negra para dar otro brillo a su demostración; un niño que pasea en bicicleta a 10 metros del piso; o un racimo de acróbatas que rebotan y flotan sobre la cama elástica.
Pero si ellos lo hacen muy bien, hay alguien que directamente “se roba el espectáculo”. Y ese es el payaso Eduardo Akopian. Dueño de una intensa vida y es quien genera -como si nada le contara-, lo más especial del clima que se vive en la carpa. Este artista armenio fue elegido recientemente el mejor payaso del mundo, y verlo en acción resulta realmente un deleite.
