Sábado 6 de Abril de 2013
Lagunas de hasta sesenta centímetros de altura en el interior de sus viviendas y diversas pérdidas materiales fueron algunas de las consecuencias que les tocó sufrir a cientos de juninenses esta semana. Reclamos al Municipio por la falta de obras.
El drama de los que se inundan. (Tapa diario Democracia de Junín). Foto: http://www.diariodemocracia.com
Con el rostro empapado en lágrimas, la anciana no logra superar el desconsuelo de haber perdido varios de los bienes adquiridos con el esfuerzo de toda una vida. La lluvia que entre domingo y lunes transformó a Junín en una escala del tremendo temporal que arrasó Buenos Aires y La Plata causó serios estragos en cientos de viviendas, y en el domicilio de Francisca Rosas, el escenario es un claro ejemplo de ese drama.
Un televisor, un aparador, camas, mesas de luz, colchones y unas sillas que lograron rescatar a tiempo y trasladarlas a un galpón contiguo, estaban ayer –cuatro días después de las precipitaciones- acomodados en fila en el pequeño patio delantero de la casa, en cuyo interior las hijas de la sexagenaria luchaban con los restos de agua que se les filtró desde la calle a principios de esta semana.“¿Cómo puedo estar? Si lo que perdí no lo vamos a poder reponer nunca más”, se lamenta Francisca en la vereda, con el habla dificultada por el llanto.
Adentro, las huellas de verdín sobre la pared dejan ver que la laguna que invadió las instalaciones del hogar cobró una altura no menor a los sesenta centímetros. “Hay cosas que se perdieron para siempre: recuerdos, retratos, documentación importante y elementos de madera que no pudimos retirar antes de que esto se convirtiera en un río”, relata Karina, hija de Francisca, en un alto de su ir y venir por la cocina con un secador y un trapo de piso.
Francisca agrega que por seguridad, mientras ella y otra de sus descendientes recibían asilo de otros familiares, Karina se quedó en la unidad inundada, situada al 1.300 de calle Padre Ghío al 1.200. “Es que encima que nos quedó poco, si lo dejamos solo nos lo roban”, afirma.
La mujer señala que esta “es la sexta vez” que les toca pasar por una situación así y añade que el problema es de larga data. “Me acuerdo que una vez nos pasó algo parecido y todavía vivía mi esposo, que falleció hace veinte años”, relata, tras lo cual apunta su descontento hacia las autoridades municipales: “Acá no hay desagües pluviales, es una vergüenza que a esta altura de la historia todavía vivamos como en la década del cuarenta. Sinceramente, acá los vecinos tenemos miedo de que haya una lluvia mucho más grande y terminemos muertos bajo el agua”, expresa Francisca.
“PROMETEN PERO NO CUMPLEN”
Franco González, que habita en Ricardo Rojas y Jean Jaures, habló de las inclemencias periódicas que les depara la adversidad climática. “Tenemos chicos que van a las escuelas 41 y 49 y cuando llueve no los podemos llevar. Amén de que tenemos autos no se puede salir, las calles están destruidas y es todo un tema movilizarse.
Incluso hay vecinos a los que les entraron veinte o treinta centímetros de agua dentro de la casa”. “Esto es viejo, no es de ahora. Hay una bomba a una cuadra y media, pero no está bien atendida.
Esto es evitable, si realmente trabajamos y hacemos las obras que se tienen que hacer, como la canalización y los desagües, se le puede prevenir el mal momento que padecen muchas familias”, apunta Darío Echeluzi. Liliana Acevedo, del barrio Norte, fue más concreta: “Promesas hay un montón, pero las soluciones no llegan”.
Rubén Darío, del barrio Bicentenario, comentó que en Ricardo Rojas y Padre Ghío hay una bomba, que cuando se rebalsa no funciona y entonces el agua se hace incontenible.“El otro día me llegó al umbral de la puerta. Mi viejo tuvo que hacer doble piso porque siempre se le inundaba, quiso traer las cloacas pero nos dicen que no da el nivel. ¿Entonces qué tenemos que hacer? No podemos construirnos una casa en otro lado, no tenemos plata y para asegurarnos de no estar con el agua hasta las rodillas tenemos que ir a radicarnos al centro”, indicó.