Oh Dios, quien en tu infinita ternura has sido bondadoso para escuchar la plegaria de tu sierva, Santa Rita, y otorgas a su súplica lo que es imposible a la vista, conocimiento y esfuerzos, en recompensa de su compasionado amor y firme confianza en tu promesa, ten piedad en nuestra adversidad y socórrenos en nuestras calamidades, que él no creyente pueda saber que tú eres la recompensa del humilde, la defensa de los sin esperanza, y la fuerza de aquellos que confían en ti, a través de Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Ruega por nosotros, o Sagrada Santa Rita, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Estela.