Lunes 3 de Diciembre de 2018

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La crisis argentina: Los únicos privilegiados son…

En octubre se cumplió un nuevo aniversario de las elecciones que condujeron al retorno de la democracia, luego del largo invierno de la dictadura. Aquellos que vivimos esos históricos momentos, recordamos la alegría y la ilusión de la ciudadanía. Hoy podemos revivir a través de internet, imágenes de una sociedad esperanzada con la nueva etapa que se iniciaba. Las multitudinarias concentraciones de público que se movilizaba por simpatía hacia los líderes   partidarios, contrasta con la situación de los últimos años donde se  moviliza a la gente comprando su participación por migajas.

Si realizamos un balance de estas décadas de democracia, vemos una profunda degradación de la sociedad, la cual nadie podía imaginar en esa esperanzadora primavera del 83. Todos los indicadores sociales y económicos han mostrado una caída vergonzante.  El pueblo argentino ha venido votando políticos que lo único que han hecho, salvo honrosas excepciones, son promesas vacías de contenido y realidad. Lo único que creció fue la desocupación, la desnutrición, la drogadicción, las mafias de todo tipo, la educación de baja calidad, la desigualdad social, la corrupción y la inseguridad.

La sociedad argentina se transformó. Pero en lugar de transitar hacia una sociedad más moderna, justa e igualitaria, pareció que volvemos al Medioevo. Al igual que en la Edad Media, se ven con nitidez castas bien definidas. Por un lado, los ciudadanos de a pie y en frente los otros, los privilegiados.  Aquí resaltan nítidamente, los políticos, los sindicalistas, muchos integrantes del poder judicial, etc.  

1.-En la política: Cualquier ciudadano de a pie para conseguir un trabajo mediamente bien remunerado, debe presentar un CV más o menos completo con sus antecedentes. En el mundo actual, la complejidad de los problemas es creciente. Es decir que se necesitan leyes y políticas cada vez más elaboradas y con mucho aporte de materia gris. Para ser legislador no se exige ninguna capacitación, no se piden antecedentes. Aparecen entonces la legión de asesores que ayudan a los legisladores, obviamente financiados por la ciudadanía con sus impuestos. Esto obviamente incrementa más los gastos de la política. Pero si no se tiene un caudal mínimo de conocimientos, por más asesores que se tenga, no se puede legislar con criterio propio.

Resulta sorprendente que no importa que un candidato tenga causas en la justicia. Así vemos que hay políticos que vienen con sus mochilas sobrecargadas de causas penales luego de sus gestiones ejecutivas y buscan los privilegios de los fueros que ellos mismos reinterpretan a su favor para escapar de la Justicia. ¿No debería ser al revés? Que primero salden sus cuentas penales y vengan con el certificado de libre de culpa para poder legislar y no transformar al Congreso en un aguantadero.

• Se fijan ellos los sueldos. El sueño de muchos, pero hecho realidad solo para unos pocos privilegiados. No solo tienen sueldos muy por encima de la media de la población nacional. Ni hablar de sus viáticos y de los negocios que venían haciendo con los pasajes que recibían.

• Con pocos años de legislador tienen jubilaciones inalcanzables para la mayoría de los ciudadanos.

• Nadie controla su productividad. En cualquier trabajo más o menos serio, el empleador evalúa la productividad del trabajador. Es frecuente ver por los medios, legisladores que ni siquiera leen los proyectos de ley que deben votar.

• Asiduos practicantes del mesianismo. Parecen adictos a entregar dadivas y subsidios a partir de recursos que ellos no generan. Se olvidan que su función es generar políticas y promulgar leyes que beneficien a toda la comunidad.

• Se enquistan décadas viviendo del Estado, saltando de las legislaturas a cargos ejecutivos públicos para volver a diputaciones o senadurías. Se observa una ignorancia total de lo que sucede en el llano. Lo vemos hoy en día, donde hay un ajuste importante de la economía y ellos ni piensan reducir sus millonarios gastos personales y de sus partidos. Es decir, una falta total de sensibilidad social.

2.-En la Justicia: Quizás el hecho de que los integrantes del Poder Judicial nombrados antes del 2017 no paguen el impuesto a las ganancias, sea lo menos criticable. La Señora de Ojos Vendados que está en los tribunales, como habla la gran María Elena Walsh en su canción Oración a la Justicia, fue bajada de su pedestal, derrotada y humillada con una simple servilleta. Una simple servilleta, moldeó la justicia por años. Sí, ella que tiene una espada para protegernos, fue llevada al fango de la política corrupta y la convirtieron en una participe necesaria del ecosistema de la corrupción en nuestro país. La depredación de la riqueza que sufrimos por décadas, no llamó la atención de ninguno de sus integrantes. Cualquier ciudadano pensante cree que algunos políticos construyeron el ecosistema ideal de la corrupción. Es decir, pusieron jueces corruptos que les cubren sus espaldas cuando ellos realizan fechorías impunes con los recursos públicos. Los hechos de corrupción que toma el Poder Judicial en sus manos entra en un limbo de trámites, resoluciones, apelaciones y otros vericuetos legales que la llevan a que nunca se llega a nada.  A ello se agrega la reinterpretación de los fueros como legislador, para convertir así al Congreso en un aguantadero.  Parece todo armado para que nunca se resuelva nada. Desde la deuda externa generada por la dictadura hasta los burdos pillajes recientes, fueron motivo para que ella arremetiera con su espada. Cobijó esperpentos como Trovatto y Oyharbide (la lista sigue con otros actualmente en funciones) sin tener los anticuerpos necesarios para sacarlos de su organismo. Como dice la canción de la Walsh, sin sus buenos oficios no fuimos nada porque no fue reina en nuestra tierra y nos robó nuestra esperanza.

3.-Los sindicalistas. Es la otra casta inmutable, donde el tiempo parece detenerse en la Italia de Mussolini. Cobijados por la influencia de la Carta del Lavoro del fascismo, perduran décadas en sus funciones, incluso sus cargos parecen hereditarios. Los hijos reemplazan a los padres al frente de las entidades gremiales como si nada. Llama la atención la edad de los responsables de los principales gremios, que superan ampliamente las 7 décadas de edad. Esos ancianos aferrados a sus sillones, ¿cómo van a aportar ideas nuevas ante un mundo que cambia a pasos agigantados en los sistemas producción y del trabajo? Qué podemos esperar de encarar soluciones a los problemas del siglo XXI con gremialistas formateados con la ideología que destruyó a Europa en las primeras décadas del siglo XX. Ni hablar de las frecuentes informaciones periodísticas que hablan de sus patrimonios como también de la actividad delictiva de muchos de ellos. Lamentablemente, una actividad que nació para defender al trabajador de los abusos patronales, se transformaron en muchos casos en el brazo combativo de un partido político. Entonces nunca se sabe si una huelga es para revindicar un derecho o es un hecho político contra el gobierno de turno.

Es hora de tomar medidas de cambio muy importantes. Además de las reformas económicas necesarias, es fundamental hacer una reforma política profunda donde se promueva la transparencia, la renovación de los dirigentes, se baje el gasto drásticamente y que el concepto de Honorable sea real, es decir que ejercer un cargo político sea un honor para un ciudadano. Hoy la política parece ser la fuente de negocios y progreso económico más importante para muchos. Los que vivimos en la provincia de Buenos Aires nos preguntamos ¿qué función cumple el Senado provincial.? Entendemos el rol de esta Cámara en la Nación, no así en Bs As. ¿Se justifica mantener esa estructura con gastos millonarios en una situación de pobreza como la actual?

En síntesis, la Argentina es un país fracasado. Con toda su riqueza, presenta indicadores sociales que asustan. Son muchos años de saqueo, malas políticas, etc. Los responsables de peso son los que acabamos de mencionar, pero también hay otros como la clase empresarial, no menos importantes, etc. Pero el responsable final es el mismo pueblo argentino, que ha votado personajes impresentables y avaló políticas para mantener mezquinas y efímeras condiciones de bienestar personal.

Ciudadanos por la seguridad de 9 de Julio
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