Martes 17 de Enero de 2017
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El Deber Político
Los actores políticos tienen el deber de ser heterogéneos y tener buena iniciativa pública más allá de la bandera partidaria que se decida levantar abocados al bien común y entender que la teoría del cambio tiene que ver con asumir la complejidad del cambio.
La teoría de la complejidad es absolutamente fundamental porque muchas veces las políticas generan resultados no previstos. Tiene que haber un método, una epistemología abierta en donde se entienda que el cambio social no es tan mecánico como quisiéramos y no es tan unidireccional como pudiéramos diseñarlo en un esquema o en un modelo; y por lo tanto, la idea de las ciencias de la complejidad, la idea de las totalidades interdependientes y la articulación entre las variables objetivas y subjetivas.
La vida política ocurre dentro de un proceso dinámico que acontece por la interacción social hacia la búsqueda del poder y a ocupar estructuras políticas, en torno a las cuales también se desarrollan procesos políticos, que importan en definitiva el bienestar de la comunidad, y por eso incluye reclamos, demandas sociales, proyectos y obras que los concretan, en un continuo devenir, ya que la concesión de un reclamo, que implica una toma de decisiones como síntesis del acto, genera aceptación o nuevas peticiones, en torno a valores que se consideran dignos de alcanzar para el bien común.
No hay que olvidar que “política es una rama de la moral que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por personas libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva. Es un quehacer ordenado al bien común”.
Fabricio Brance
Dirigente Radical
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