Lunes 7 de Septiembre de 2015
Peregrinó mi corazón y trajo de la sagrada selva la armonía. R. D.
Es un crepúsculo de ruinas, deshabitado, frío, con una negra puerta que surge de nuestro sentimiento.
Acostumbrados a su presencia, nos costará habituarnos a un San Martín sin Cristina, porque la veíamos todos los días, con su menguada sonrisa en los labios, que a veces rozaba la indiferencia; sabíamos que era así, y así la queríamos, con ese blindaje que la mantenía siempre en guardia.
Hace unos años cuando requerimos de sus servicios, se puso la camiseta de San Martín y no se la sacó jamás, tuvimos plena respuesta de su ocupación y de su tiempo, de sus horas y de su motivación. Lamentablemente, a veces la vida nos conduce por caminos que no quisiéramos transitar, que sabiendo del riesgo no nos podemos apartar de ese destino que nos tiene señalado el futuro.
Y Cristina era así, torbellino y trabajo, con el futuro de sus hijas en el corazón, y la vida compartida con su compañero. Para Sergio su falta es un dolor muy grande, para nosotros también. En los días venideros, entre mate y mate y las horas compartidas del quehacer diario, trataremos de encontrar la paz que necesita su corazón y el nuestro.
Club Atlético San Martín
Comisión Directiva