Miércoles 3 de Septiembre de 2014
Publicación Pedida por Corriente Radical de 9 de Julio.
Un primer párrafo para los “periodistas extorsionadores” que trabajan con la mentira, la calumnia y la difamación de la gente honesta, sean funcionarios o comerciantes. No merecen el más mínimo respeto ni consideración alguna de parte de la sociedad. Que, además los conoce muy bien y por eso no les cree ni siquiera cuando se colocan en situación de víctimas.
Mientras tanto, los periodistas que todavía pueden trabajar con pasión más allá de cualquier mayoría circunstancial tendrán que seguir haciendo lo que les corresponde. Con honestidad intelectual. Y con la personal también.
Uno podría preguntarse, incluso, si no es una especie de “delito” modificar una fotografía ajena en la que se informa de un acto público. Cabría contestarse que “delito” seguro que no. Pero sí es una flagrante violación a normas elementales de la ética que debe tener un medio de comunicación. Porque no puede calificarse de otra manera la forma en que intentan desinformar a los lectores. Hay cientos de ejemplos que podríamos aportar.
La libertad de expresión y la de difundir las ideas por la prensa que establece la Constitución no son solamente la libertad del empresario para publicar libremente lo que se le ocurra, inclusive mentiras y falacias.
La libertad de prensa significa ser informado con la verdad y tener el derecho de acceder a ella. De todo lo que está ocurriendo y no de sólo lo que tal o cuál empresario periodístico quiera. El manipuleo de la información ha sido y es la herramienta preferida por la derecha autoritaria. A la que sirven estos “periodistas” estos autotitulados independientes que dependen de la ideología de sus “amigos”, aunque nos quieran hacer creer lo contrario.
No creemos que sean “independientes”. Es más, no creemos en el periodismo independiente. Pero no tiene coraje para decir: nosotros pensamos esto y lo defendemos. Eso es una cuestión respetable. Lo que no es respetable es mentir. Que es lo que hacen. No está mal que sean antiradicales, solo díganlo.
Tampoco está mal que sean “delgadistas”, pero díganlo. Den la cara, no se escondan detrás del “periodismo independiente” cuando no lo son ni lo fueron...
Un diario, impreso o digital, como cualquier otro medio de comunicación, nunca es una entelequia. No hay medio de comunicación sin ideología. La tienen aún los que se autoproclaman apolíticos. Pero ésa es una discusión para otro momento y no tiene nada que ver con andar mintiendo por la vida...
Cuando se falta a la verdad, cuando se miente, no hay retorno. El futuro no se construye sobre la base de la mentira.
En la vida, en la política y también en el periodismo, el fin no justifica los medios. No se puede vivir sin límites. No se puede hacer política sin límites. No se puede hacer periodismo sin bases morales. Porque si se procede así se juega con la gente.
Y la gente termina dándose cuenta y allí se produce el quiebre. Cuando un medio pierde su credibilidad no hay retorno. No les van a creer cuando digan la verdad. Así se acaba...
Mienten cuando dicen que se los agravia. Estamos hablando de valores y principios.
La Unión Cívica Radical tiene ideas que defender...
Se creen Rodolfo Walsh y apenas les alcanza para ser una burda imitación de Bernardo Neustadt. La cuestión viene al caso para analizar a los propaladores del Gobierno Nacional que tanto daño le están haciendo a esta digna profesión desde el aparato paraoficial de comunicación.La maquinaria está conformada por medios públicos, empresarios “amigos”, hombres y mujeres de prensa oficialistas y los conversos, sólo por amor al dinero. Estos son los más fáciles de detectar porque exhiben un fanatismo afectado y superficial, además de mostrarse decididamente coléricos con quienes se aparten medio centímetro del catecismo oficial. Son exégetas renegados de Neustadt, aunque lo han superado como alcahuetes del poder.
A su manera, con sus virtudes y defectos, Walsh y Neustadt fueron vitales y vehementes. Acertaron y se equivocaron. Concibieron su profesión de manera abismalmente opuesta. Uno buscó la lucha y se quemó en ella. El otro señaló el camino de los periodistas cuentapropistas en los medios audiovisuales.
La vida tiene esas paradojas y el periodismo -que es la única forma imperfecta de dar testimonio de ella día tras día-, también. De todos modos, para un futuro periodista, el espejo debería ser Rodolfo Walsh y no estos atorrantes...
Corriente Radical
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