Lunes 30 de Diciembre de 2013
Después del vibrante empate en 3 de la semana pasada, San Martín y Viamonte FC entregaron ayer, en el Santiago Noé Baztarrica, un espectáculo tan atractivo como el que se había visto en la ida.
San Martín y Viamonte entregaron un emotivo partido.
Ezequiel Borregón concreta el gol de San Martín.
El goleador inicia el festejo.
San Martín festejó su pase a la final.
Los de Sampietro comenzaron jugando más libres, con mayor movilidad y siendo más profundos, a tal punto que El Decano se vio superado en distintos sectores de la cancha y a sus jugadores les costó hacerse de la pelota.
Matías Ballejos y Nicolás Vázquez fueron los abanderados del dominio “Santo”, mientras en la visita no aparecía Quiroga y de esta forma el experimentado Nelson Gómez era el único armador de juego.
La disposición de Maximiliano García Campos casi como un puntero por derecha fue fundamental para inquietar a la defensa de Viamonte, que después de algunos sobresaltos, sufrió la caída de su valla, en una jugada desde la izquierda que le quedó a Torres, el arquero dio rebote, y Ezequiel Borregón la envió al fondo de la red.
Minutos después debió dejar el terreno de juego Vázquez, ingresando Rossi en su lugar, lo que coincidió con un Viamonte que, tocado en su amor propio, fue a buscar el empate.
Nelson Gómez se liberó y Quiroga fue más arriba, generando posibilidades concretas que tuvieron en sus pies Morillas y Piccirilo, tapando bien Maineri.
Hasta el final de la primera parte, el “Santo” se vio superado claramente, en tanto que antes del pitazo final Borregón pudo haber aumentado.
En el inicio del complemento San Martín siguió con la iniciativa y volvió a llevarse por delante a su rival. Borregón lo tuvo en dos oportunidades, la segunda de ella después de una gran jugada personal del capitán Enzo Bracco, mientras que Viamonte contestó con Piccirilo, pero en jugada muy aislada y fuera de un contexto de dominio del local.
Con el correr de los minutos, la visita fue a quemar las naves, pero sin claridad y el equipo de Sampietro tuvo que aguantarlo hasta el pitazo final, donde se desató el gran festejo de todo el estadio, celebrando la llegada a la final.