Jueves 17 de Julio de 2014
Evocación a 44 años de la inauguración del Autódromo Municipal de 9 de Julio. Por Guillermo Blanco
Eran años de cercos y glicinas, de la vida en orsay, del tiempo loco. Para variar, había dictadura, aunque no tan sanguinaria como la que la sucedería seis años después. Y como siempre, el pueblo encontraba en el deporte un cable a tierra.
La tapa de El Gráfico eternizaba al grito de ” Chirola ” Yazalde tras un gol que le valdría el campeonato a Independiente: se anunciaba el relato del ” Intocable ” Nicolino Locche sobre un accidente en el finteo a la muerte, y había también dos titulares en los que Nueve de Julio tenía algo que ver. Uno era el triunfo del “Nene” Néstor Jesús García Veiga y su Sport Prototipo en la inauguración del autódromo local, y el otro se refería a una consulta al director técnico de Boca , José María Silvero, quien haría referencia a la probable promoción del nuevejuliense José Luis Zabala a la primera división.
Esta evocación se ciñe a la inauguración de un autódromo inaugurado aquel domingo 26 de julio de 1970, exigente trazado que supo ser alternativa ideal para el autódromo capitalino. Aquella vez, en pleno auge de los Sport Prototipos, García Veiga lograba su quinto triunfo en diez carreras realizadas, escoltado por su colega de Chevrolet, el después accidentado y postrado Andrea Vianini. Y si bien el arrecifeño pulverizaba rivales, la vedette de aquella mañana fría y lluviosa pasó a ser el novedoso Berta LR Tornado, guiado por las impetuosas muñecas de Rubén Luis Di Palma, que obtuvo la tercera serie y asombró a todos.
La versión internacional del modelo venía de una breve experiencia en Nurburgring y como contara ese ilustre periodista que fue Carlos Marcelo Thiery, para mucha gente la excursión de Oreste a Nurburgring no había sido útil y para los abanderados del escepticismo eso de ir a dar solo seis vueltas en carrera no era tan glorioso que digamos.
El domingo 26 de julio en 9 de Julio aquel viaje a Europa comenzó a dar sus frutos y de más está decir que esa tercera serie ganada con tanta contundencia por Di Palma, fue la consolidación de otros autos que conformaron una categoría tan revolucionaria como breve. Aquella jornada nuevejuliense hubo goce detrás de las alambradas con el manejo del tucumano Nasif Estéfano sobre el cemento mojado, con un reventón del auto conducido por Carlos Pairetti, con la sobriedad de García Veiga y, valga la redundancia, con la fulminante aparición de Berta Tornado. E incluso hubo algo extradeportivo y hasta extraterrestre, que fue reflejado por el prestigioso periodista Roberto Carozzo en El Gráfico: ” Apareció, giró varias veces sobre la ciudad, tiznó las nubes que atravesaba con una fosforescencia verdosa, y después de varias evoluciones huyó decididamente rumbo al Este. Sí, amigos, por primera vez vimos un plato volador, Sucedió en 9 de Julio y hay varios testigos”.
La clasificación final de esa carrera inaugural ganada por un ” Nene”, por la que pasó un Tornado y en la madrugada previa se divisó un OVNI, fue la siguiente: 1) Néstor García Veiga ( Chelco I Chevrolet), lh13ms36s 3/10: 2) Andrea Vianini ( Baufer Chevrolet)lhl4m20s 9/10: 3) Nasif Estéfano (Romero´Ford) a una vuelta; 4) Carlos Ruesch ( Trueno Sprint-Chevrolet) a 4 vueltas: 5) Gastón Perkins ( Liebre III Tornado) a 5 vueltas. Record García Veiga en la segunda de las tres series ( hubo suma de tiempos) a 179.024 kph en 1m32s 8/10. Promedio del ganador 169,283 kph. Acaso para que la fiesta tuviera un ingrediente más como para satisfacer a la gente local, en la carrera de Fórmula Cuatro le ganó Pedro Laskac, y uno de los 40 autos que largaron fue conducido por Jorge ” Pinocho ” Gentile. Cada vez que ese auto amarillo y azul número 12 aparecía por la recta principal, un grito espontáneo lo empujaba hacia el primer curvón peraltado. Arribó séptimo, y eso también ocurrió aquel día inolvidable para la historia local.