Miércoles 13 de May de 2020

El “Trinche” Carlovich, una leyenda inmortal

Por: Carlos Graziolo

Hace muchos años, en 1975, viaje a Rosario en visita familiar de un par de días. La salida nocturna con un par de rosarinos de mi edad, cercanos a los 22/23 años tuvo un interrogatorio preliminar ¿Sos de River? Me preguntaron. La coincidencia ayudó en la confraternidad posterior. Es que ese año, River se encaminaba a dejar atrás 18 años sin títulos y venía arrasando, como luego pasó ganando los dos torneos de esa temporada.  Pero lo asombroso fue la segunda pregunta: ¿lo conocés al “Trinche” Carlovich? Respondí afirmativamente porque en épocas donde la TV no existía la radio arrimaba los pormenores del fútbol de ascenso con lujo de detalles y aquel apellido –y su seudónimo- eran permanentes en los resúmenes de cada sábado. Pero no lo había visto jugar; es más no lo ví jugar, pero como un flash, aquel recuerdo vuelve a mi memoria 45 años después.

El viernes 8 de mayo murió, en Rosario a los 74 años, en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA) Tomás Felipe Carlovich (“Trinche”) mito del fútbol del ascenso y de Rosario –solo jugó 4 partidos en primera-  fue para quienes lo vieron jugar el mejor 5 de la historia, un superdotado. Había estado internado en terapia intensiva dos días, con un derrame cerebral, tras sufrir un violento golpe en la cabeza por parte de un delincuente que le robó su bicicleta en el barrio Azcuénaga de la ciudad que cimentó el mito.

El periodista Alejandro Caravario, autor de la biografía ‘Trinche, un viaje por la leyenda del genio secreto del fútbol (Editorial Planeta) reflexionaba que a los ídolos de hoy se  los descubre de dos maneras: viéndolos jugar o repasando sus proezas en YouTube pero se preguntaba ¿Qué pasaba con esas leyendas de las que solo quedan el recuerdo y la anécdota que transmite la oralidad? La vida como jugador del ‘Trinche’ es una viralización colectiva que se hizo boca a boca sobre un fuera de serie  que no pudo o no quiso comerciar con los formalidades del fútbol profesional.

El valor y el peso de una leyenda del fútbol, contada por testigos de lujo y seguramente recordada por miles de aficionados del ascenso que lo vieron jugar. Una pérdida sentida y otro crimen cometido por la delincuencia en Rosario.

Los hinchas lo seguían sin distinción de camisetas por todas las canchas; era un producto del ascenso donde amasó su historia, principalmente con la camiseta de Central Córdoba de Rosario. Pero el Trinche apenas pudo esgrimir un partido en Primera con Rosario Central y otros tres en Colón de Santa Fe. Lo suyo era el ascenso, y la libertad. Surgido de las divisiones inferiores de Rosario Central, descolló en Flandria, Independiente Rivadavia de Mendoza –donde era un verdadero ídolo y lo apodaban El Rey- y Deportivo Maipú (M), Newell’s Old Boys de Cañada de Gómez y Central Córdoba de Rosario, donde tuvo cuatro ciclos (236 partidos, 28 goles).

El mito sumó varios capítulos: tuvo su día de gloria cuando mostró sus cualidades en un amistoso contra la Selección. Fue el 17 de abril de 1974. Al combinado nacional lo dirigía Vladislao Cap, y formó con Santoro; Enrique Wolff, Togneri, ‘Pancho’ Sá, Tarantini;  Brindisi, Roberto Telch, Aldo Pedro Poy; René

Houseman, Potente y Daniel Bertoni. Luego ingresaron Squeo, Victorio Nicolás Cocco, Rubén Cano y Enrique Chazarreta. El equipo nacional se preparaba para el Mundial de Alemania frente a un combinado de jugadores rosarinos, a cancha llena, dirigidos por Carlos Griguol y Juan Carlos Montes, técnicos de Central y Newell’s, respectivamente y contaba con cinco jugadores de ambos equipos, y un pelilargo irreverente volante de Central Córdoba, de la segunda división, el Trinche Carlovich, que esa noche opacó a sus propios compañeros, entre ellos Carlos Biasutto; Jorge González, José Luis Pavoni, Armando Capurro, Mario Killer; Carlos Aimar, Mario Zanabria; Sergio Robles, Alfredo Obberti y Mario Kempes, quien ya estaba en la órbita de la Selección.  

Cuando el Trinche dejó la cancha, a poco de arrancar el segundo tiempo –dicen que a solicitud del Cap, el técnico de la selección nacional lo tuvieron que sacar- el combinado rosarino le ganaba 3 a 0 a la Selección y Cap sentía la vergüenza del baile, que terminó 3 a 1, y preguntaba quién era ese cinco que no conocía. “Estuvo lindo”, recordó el propio Carlovich.

Otro capítulo del mito dice que cuando Menotti lo llamó para la selección nacional se fue a pescar con sus amigos.

El programa de televisión español “Informe Robinson” (cuyo mentor y conductor también murió por estos días, el 28.04.2020) fue un punto de referencia necesario para conocer al personaje. Valdano, Menotti, Aldo Poy, Juan carlos Montes, Enrique Wolff, José Pekerman y hasta Darío Grandinetti, entre otros, cuentan anécdotas y como se maravillaron al verlo jugar. Zurdo, hábil, impredecible, admirado por Marcelo Bielsa que iba los sábados a la cancha para “Ver jugar al Trinche”- son algunas de las características que se le atribuyen y que le valieron en febrero de este año el encuentro en Rosario nada más y nada menos que con Diego Armando Maradona. Allí, el técnico de Gimnasia y Esgrima La Plata le firmó una camiseta de Central Córdoba de Rosario con la dedicatoria “Al Trinche, que fue mejor que yo”.

Hasta tuvo una obra de teatro, ‘El Trinche, el mejor futbolista del mundo’ , escrita y dirigida por Jorge Eines donde se habla de la esencia del fútbol, del juego, del poder que lo envuelve. La obra llegó a la Avenida Corrientes, después de haber pasado por distintas ciudades españolas y por Rosario. El mito también habla de algún interés por él del exterior; el Milan y hasta el Cosmos de la MLS de Pelé, pero nada se concretó.

“A veces no se da. No es que uno no quiso” se excusaba Carlovich. “Siempre me preguntan y la respuesta es siempre la misma: lo volvería a hacer, porque yo lo disfruté mucho todo loo que hice. Eran otros tiempos. Yo soy realista, soy consciente” recapitulaba su carrera el Trinche.

Se retiró en 1985, a los 39 años. Y con el paso del tiempo su nombre no terminaba de agrandarse. Tuvo un libro, una obra de teatro, un informe del famosísimo Informe Robinson y hasta su propia muerte agregó un triste capítulo  porque también ocupó las páginas policiales para contarla. Lo invitaron a morirse de la peor forma

Tal vez la frase que mejor lo resume la dijo Jorge Valdano: “Fue un símbolo de un fútbol romántico que ya no existe”.

 
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