Miércoles 30 de May de 2018
Una fecha inolvidable
El 29 de mayo de 2011 debe ser sencillamente inolvidable, para todos los tiempos y por siempre; debe ser la fecha del orgullo del ser oncetigrense y a su vez convertirse en cada calendario en una buena invitación a ejercitar la memoria.
Deben saber quienes sumaron su amor a estos colores que si bien el destino de grandeza estaba marcado para este querido Club cuando un grupo de sanos aventureros conformó la primera comisión directiva, el 17 de setiembre de 1941 y otro par de quijotes emprendió un nuevo camino, tan difícil y sinuoso como el fundacional en 2008; no todos los tiempos fueron tan generosos como los actuales.
Se vivieron a lo largo de la historia momentos tan gloriosos como angustiantes, se soportaron los vaivenes de nuestro fútbol y del contexto general de un país cambiante, se consiguieron hazañas y hubo muchas tardes para el olvido.
Viejas glorias y buenos tiempos se entremezclan con el recuerdo siempre presente de la vieja sede, el estadio de la calle Salta y sus héroes, pero también con tardes de un “Coqueto” desolado, solo ocupado por un par de fieles locos por la camiseta que se bancaron estoicos aquellas épocas de campo de juego cubierto de cardos, pelotas con gajos desprendidos, luces de vela, helados chorros de agua a modo de ducha y hasta una “promoción” para no descender, apenas meses antes de que se pusiera en marcha el ambicioso emprendimiento.
29 de mayo de 2011!!! como olvidarte, si aún no hemos dejado de vivirte? Una ruta desolada abriendo surco en la inmensidad de la llanura desierta e invitando a que las retinas se llenaran de imágenes de las distintas etapas superadas en pos de un sueño; de tanto esfuerzo realizado, de tanto coraje, de tanta garra, del amor por la camiseta extendido en kilómetros; de la oreja pegada a la radio y el puño cerrado, aferrado a un pedazo de tela azul y amarilla...
El reconocimiento tácito a los soñadores que dieron el puntapie inicial, a los guerreros abanderados de una pasión, a su comandante y gran héroe que los vericuetos del fútbol pusieron al frente del timón, entregándole como recompensa nada menos que su lugar en el mundo es hoy y siempre un acto de absoluta justicia futbolera, de sentimiento de hincha de Once Tigres.
Quedará en nuestra obligación de verdaderos hinchas agradecidos y orgullosos mantener viva la llama y no dejar nunca jamás, venga lo que venga, que esas imágenes se borren de nuestros corazones. Por ellos, los héroes; y por nosotros, los seguidores. Por nuestra camiseta... por nuestro fútbol, por la gloria conseguida y por la que vendrá.
Pablo Martorell.
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